¿Volvió la hipótesis de la injerencia extranjera en el estallido social? Esa es al menos la aventurada afirmación que el diputado Evópoli, Andrés Molina, puso sobre la mesa tras apuntar a un supuesto «grupo guerrillero» que se incubaría al alero de la Universidad de Chile, y con el propósito de impulsar el movimiento mundial ACAB. Su conjetura, en cosa de horas, se llenó de críticas.
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Resulta que el parlamentario ofició en noviembre al rector de la casa de estudios, Ennio Vivaldi, tras percatarse que una agrupación que tenía por nombre «Escuela de Autodefensa ACAB», publicó en redes sociales que «retomarían sus clases en la Universidad de Chile».
El lunes Molina aprovechó la citación de Vivaldi al Congreso por el tema PSU para pedirle nuevamente explicaciones. Según relató a Publimetro, «en mi intervención corta dije que nos aclarara la presencia de esta escuela de guerrilla que tiene que ver con un movimiento internacional, y que están ligados a temas de violencia», indicó.
El parlamentario también dice que «basta ver sus publicaciones para notar que llaman a la subversión, al combate».
Antifascismo
La polémica partió bajo agua turbia. Se pensó inicialmente que el diputado se había confundido con el Archivo Central Andrés Bello, cuyas siglas son ACAB, pero luego el mismo Molina aclaró que hacía referencia a un grupo de artes marciales.
Más tarde, la casa de estudios, a través de un comunicado, detalló que «luego de una exhaustiva revisión en todas las unidades académicas y administrativas -a propósito del oficio-, nuestro plantel no imparte ningún programa extracurricular ni académico con ese nombre -Escuela de Autodefensa ACAB- ni tampoco de las características señaladas por el parlamentario».
La Escuela de Autodefensa ACAB se define a sí misma como un grupo «deportivo-social» que crece bajo «el antifascismo», y donde su principal actividad es impartir clases de defensa personal y boxeo en Recoleta y Santiago Centro.
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La descripción dista bastante de la interpretación del diputado, ya que indican «promover el no consumo de drogas y alcohol (…) incentivar la recuperación de espacios públicos promoviendo valores colectivos y manteniendo una línea política inclusiva, férrea, disciplinada y con un enfoque en ser una escuela nacida desde trabajadores y hecha para trabajadores».
Como sea, Molina afirmó que la agrupación «tiene una connotación internacional», que lo que busca «es deteriorar la imagen de Carabineros y prepararse para el combate». Incluso liga al grupo con que «el país entero esté rayado con esa sigla y claramente hay responsables de llevar un movimiento que ha destruido. Hay que investigar a las personas detrás de estos cursos, es probable que estén ligados a hechos de violencia».
Clases de box
La pregunta es, ¿la universidad alberga un grupo subversivo? En la respuesta al oficio de Molina, se aclaró que el 4 de diciembre pasado llegó una solicitud desde la Facultad de Arquitectura para usar una sala en un taller de autodefensa, que ocurrió hasta mediados de octubre. Eso sí, Vivaldi aseguró que la actividad nunca tuvo por nombre «Escuela de Autodefensa ACAB».
No obstante, la propia organización confirmó que sí impartieron clases de box en el establecimiento, tras ser invitados por el Centro de Estudiantes de Geografía. Eso sí, afirmaron que la escuela «no cobró ningún tipo de remuneración, como tampoco pidió implementos», no tenían ningún nexo con la universidad» y que ya no participaban del taller.
«Como Escuela rechazamos tajantemente el apelativo de “grupo de guerrilla” que el diputado ha usado en referencia a nosotros, tras el cual comprendemos la intención de hacernos ver como un grupo violento y limitar nuestra labor a ello (…) jamás hemos participado de actos violentos ni hemos incentivado el empleo de lo aprendido más allá de la clase», continuaron.
Los tiempos del oficio
Diputado, la respuesta de Vivaldi al oficio tiene el sello del 17 de diciembre, pero, al emplazarlo en el Congreso y en las declaraciones posteriores, no lo mencionó, ¿por qué?
-Hay una demora normal en esta cuestión. Revisando noté que justo entró ayer en la tarde (lunes), curiosamente. Él contestó en diciembre, pero en que llegue aquí, tiene que haber dado vuelta por la presidencia y ahí llegó acá en la Cámara. Es una cuestión de trámite interno. Por eso yo le pedí al rector la explicación en la mañana, sin conocer la respuesta del oficio.
Usted plantea que la universidad incuba un grupo de guerrilla, ¿no le parece una tesis desproporcionada?
-Si ven las imágenes del mismo Facebook, llamando a la insurgencia. Está hecho para eso, no es un grupo que no sea violento, valida la violencia. Si hay algún tipo de relaciones con los hechos de violencia, aquí es importante que la justicia haga su trabajo y, en lo particular de la U. de Chile, voy a oficiar para saber si estos cursos estaban autorizados. Este tipo de disciplinas no pueden hacerse libremente, requiere de una autorización.
El rayado más popular tras el estallido, ¿qué significa?
ACAB es el acrónimo de la sigla en inglés «All Cops Are Bastards» (Todos los policías son bastardos, en español). Si bien se popularizó tras el estallido social de octubre, su origen se remonta varias décadas atrás en Inglaterra.
Se popularizó, según registros, con las barras de equipos de fútbol inglés -hooligans-, que rayaban la sigla en paredes de las calles donde cotidianamente se enfrentaban a la policía luego de los partidos. No obstante, se presume que la sigla ya se conocía en la década del 20, en cárceles del Reino Unido.
Aquí en Chile, «ACAB» se convirtió en un símbolo de la represión durante las manifestaciones, y que se catapultó con los centenares de casos de heridas oculares severas producto de las escopetas antidisturbios de Carabineros. Otra variante del acrónimo es 1312, que significa lo mismo pero según la posición numérica de las letras en el orden del abecedario.