La irrupción del «coronavirus de Wuhan» (2019-nCoV) fue una especie de deja vú que provocó alerta mundial por recordar a los virus que hace pocos años fueron de temer: el SARS y el MERS. La enfermedad sigue sumando pacientes afectados a pasos agigantados, y de a poco caen nuevos países a la lista de propagación. Pero, ¿qué grupo de la población correría peligro si eventualmente llega a Chile?
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A la fecha son más de 10 mil casos confirmados en la provincia china de Hubei, y la lista de «pacientes por confirmar» se empina más allá de las 15 mil personas. Fiebre alta, neumonía, tos seca, dolor de cabeza y dificultad para respirar, son los principales síntomas de alerta, que tienen a aeropuertos y rutas terrestres en Asia virtualmente detenidas.
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La pregunta es, ¿este coronavirus se lleva todo lo que toca? El doctor Enrique Paris, ex presidente del Colegio Médico y actual decano de la Facultad de Ciencias de la U. Mayor, explica que la mortalidad de la enfermedad -que ronda entre el 3,7% y 4%- es menor a los otros coronavirus del siglo XXI.
Para el caso del SARS -síndrome respiratorio agudo y severo-, que también se originó en China a fines de 2002, el 10% de las personas que contraía la enfermedad fallecía. Lo alarmante era que para el grupo mayor a 50 años, la mortalidad crecía a 1 de cada 2. Y en el caso del MERS -síndrome de Oriente Medio-, de 2012, la tasa de fatalidad registró un crítico 37%.
La particularidad de este virus, eso sí, es que resulta mucho más contagioso que los anteriores. Por ejemplo, el SARS sólo alcanzó poco más de 8 mil contagios antes de desaparecer y el MERS menos de 200. Paris explica que un reciente artículo científico indica que el grueso de los fallecidos tiene un rasgo común bastante definido: son mayores, descompensados, hipertensos y, en su mayoría, hombres.
«Son mayores de 50 años, el 57% de ellos hombres. Todos tienen enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, problemas cardiacos. Una cierta tranquilidad es que este coronavirus no mata a una persona si no posee una enfermedad crónica grave, sino que a pacientes con diabetes descompensadas, mórbidos o muy deteriorados», sostiene el médico.
El mundo médico, agrega el doctor, proyecta que para mañana serán más de 100 mil los pacientes contagiados. Y es que el coronavirus de Wuhan tiene dos particularidades: su período de incubación es muy difuso -se calcula que entre 3 a 14 días- y los portadores pueden contagiar a otras personas aún antes de presentar síntomas, cuestión que dificulta su control en aeropuertos.
«Su propagación va en un ascenso logarítmico, por lo que antes de llegar a contenerse, casi seguramente debería llegar a Chile o con toda seguridad a Sudamérica», indica el académico de la U. Mayor.
Si se concreta el primer caso en Chile, ¿da para la histeria colectiva? Pablo González, investigador del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), le baja la gravedad al asunto. «Si se compara con otros coronavirus, está en un punto intermedio entre los sin mortalidad, y los de temer. Pero comparando con otros virus tradicionales, tendría menor letalidad que una influenza en una mala temporada», indica.
Lo que sí alerta, dice, es la «incertidumbre frente a la expansión que podría lograr el virus». «De momento sabemos que su tasa de contagio es mayor que el SARS, pero menor que la influenza o muy por lejos del sarampión», enfatiza el académico de la Universidad Católica.
Precauciones al grupo de riesgo en Chile
Independiente de la baja mortalidad, los expertos coinciden en que no es un tema para tomar a la ligera. Enrique Paris dice que la población expuesta -hombres, mayores de 50 y con enfermedades crónicas importantes- debería tomar desde ya recaudos.
«Quienes no se hayan cuidado de la diabetes o presión alta o corazón, ojalá que se empiecen a cuidar al tiro». Además, propone que sean aún más aplicados en «recibir la vacuna contra la influencia». Lo último no se refiere a que dicha dosis prevenga al coronavirus, sino porque «si llegan los dos virus juntos, sería mucho peor para las personas».
¿Por qué tantos coronavirus en el siglo XXI?
Desde la gripe aviar que Asia ha sido cuna de los virus más mediáticos de las últimas décadas ¿La razón? Paris señala que dichos países tienen «la particularidad de tener muchos comercios que involucran animales, como murciélagos, serpientes, simios, entre otros; por lo que conviven con el ser humano íntimamente y actúan de reservorios de estos virus».
Eso produce la «zoonosis», proceso en que una enfermedad pasa del humano al animal, el virus muta dentro de este, y luego vuelve al humano con nuevas características. «Eso los hace más peligrosos», señala el expresidente del Colmed.
El doctor Pablo González agrega otros factores. «Hoy contamos con muchas mejores técnicas moleculares para detectar estos virus y diagnosticarlos. Antiguamente, quizás, pasaban desapercibidos».
Junto con eso, dice el académico PUC, «el humano incansablemente avanza hacia los bosques, la selva, y lugares no explorados, donde estos virus existirían ahí hace miles de años, coexistiendo con animales. Pero si urbanizamos, aumenta la probabilidad de entrar en contacto».