Uno de cada tres chilenos tendrá más de 60 años en 2050, aproximadamente 7, 1 millones de habitantes que corresponde a un 33% de la población total. Según las proyecciones de un reciente estudio internacional, la cifra aumentará a ocho millones -un 40%- para fines de siglo, lo que convierte la composición etária en un tema trascendente para las políticas gubernamentaes de previsión y salud.
PUBLICIDAD
Asimismo, Chile es el segundo país con más población sobre los 65 años en Latinoamérica, sólo superado por Cuba. Y según cifras de Cepal-Celade, al 2050 en Chile habrá 4,7 millones de mayores de 65 años, o sea será definitivamente el país más viejo.
Frente a ello, el geriatra Juan Carlos Molina Yons considera que es significativa la falta de especialistas médicos de geriatría, aunque los principales hospitales del país cuentan con ellos. «Uno de los grandes problemas es que las políticas de salud en Chile están enfocadas en el tratamiento y cura de las enfermedades y no en la prevención de las mismas», sostiene. Incluso, el médico se atreve a establecer un símil para graficar la situación: «Lo importante no son los años, sino los daños…. Muchos pacientes van al especialista cuando ya se sienten con problemas de salud y casi nunca lo hacen antes de llegar a la edad mayor. Es parecido a llevar al vehículo chocado para que responda el seguro en vez de hacerlo cuando corresponde la mantención técnica progarmada», indica.
Envejecimiento activo
Sin embargo, Molina Yons apunta a un aspecto más profundo de la situación: «En Chile el viejismo es peor que el racismo», sostuvo este jueves en TVN, refiriéndose a los problemas, a la discriminación y las limitaciones que sufren los chilenos en la sociedad actual cuando sobrepasan el límite con que los estudios registran la tercera edad.
En un reciente seminario realizado en Colombia, los estudiosos determinaron que envejecimiento activo es una forma de integración fundamental en la actualidad. Y la definieron como «una de las formas de llevar a la práctica un cambio de perspectiva sobre las personas adultas mayores, hacia una mirada basada en los derechos humanos, que pone a la persona adulta mayor como sujeto de derechos y no como perceptora pasiva de beneficios. Si hablamos de envejecimiento activo , hablamos de empoderar a la persona adulta mayor para que sea ella quien tome las decisiones sobre su vida, quien se mantenga saludable, participativa en su comunidad y todo ello supone un cambio».