Dentro de la preocupación que tuvo la directora de Programación del GAM, Pamela López, al enterarse que desconocidos borraron con pintura roja y gris parte de los rayados y obras de la fachada del centro cultural en la madrugada del martes; fue un alivio constatar que el montaje de Gabriela Mistral con la bandera negra, y el árbol de la vida con cintas, se habían salvado.
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Es por eso que el miércoles recién pasado, funcionarios del centro cultural decidieron rescatar el montaje de Mistral. «Nos parece interesante resguardar esa obra porque plasma la figura de Gabriela Mistral y porque además era más sencilla de remover, al no estar sobre el edificio mismo, sino que sobre unas planchas de metal. Ahora trabajaremos el artista -Fab Ciraolo- y los chicos del Museo de la Dignidad para ver si se puede entrar al GAM y resignificarlo para salvaguardar su registro», dice López.
Por ahora es el único caso de resguardo, mientras las autoridades se encuentran recabando más información sobre los 5 sujetos que a punta de baldes de pintura y rodillos. No descartan presentar acciones legales, dado que, según dice López, «nos parece que el tema es de suma relevancia».
Arremetida de artistas
Lo cierto es que en la tarde de ayer ya no había un metro cuadrado que artistas y transeúntes no hayan intervenido para volver a llenar las paredes. Uno de ellos fue Tomás Anguita y su equipo, que en la mañana llegaron a pegar líricas populares que el artista recopiló luego del estallido social.
«Esto demuestra que estos grupos, que la derecha, no posee arte. No tienen nada que decir, más que tapar el arte con gris», afirma Anguita, relatando que «nosotros tomamos las décimas de mucha gente que nos escribió, contando lo que estaban sintiendo de forma poética. Por eso lo quisimos presentar aquí, para graficar no solo un sentir, sino que un vocabulario».
«Venía de antes del 18 de octubre»
El hecho que afectó al frontis del GAM propició un debate. ¿Debe un centro cultural público resguardar una intervención a su fachada? López aclaró que la lógica de muros incólumes y prístinos se había desechado antes del estallido social.
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«Antes del 18 de octubre estábamos con un proyecto en la fachada, se llamaba el ‘Manifiesto GAM’. Involucró poner fotografías de marchas feministas, las cuales eran intervenidas por el GAM para ocupar frases de nuestra programación artística. No sé si fue algo premonitorio, intuitivo o simplemente la conexión que como centro cultural hemos querido tener con el fenómeno social», relata la directora de Programación.
Cuando comenzaron los rayados por el estallido, López señala que fue un acuerdo tácito el no borrarlos. «Los primeros días, no sólo en el frontis, sino que en el barrio, eso se plasmaba mucho más en frases de consignas políticas. Pero a medida que fue pasó el tiempo, fue cambiando a un juego más dinámico y tomando ribetes más cercanos al del arte callejero», afirma.
Eso coincidió con el arribo de obras de artistas conocidos en la escena, y que los llevó a que el GAM los contactara para mantener el registro de los muros. «entendemos que esto abrió un debate. ¿Qué va a ser del muro ahora? Esa es una reflexión nueva para nosotros., en parte de infraestructura es del MOP. No es que haya una decisión clara, pero nos interesa rescatar estas expresiones comunitarias».