La pesadilla de una larga cuarentena termina para la mayoría de los pasajeros del crucero «Diamond Princess», afectado por el coronavirus, pero el aislamiento está lejos de haber terminado para más de 1.000 miembros de la tripulación.
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Mientras que los viajeros a bordo estaban confinados en sus camarotes casi 24 horas al día, la mayoría del personal de a bordo no se vio sometido a las mismas restricciones. Tenían que preparar y llevar comidas a las cabinas, traer toallas, entregar periódicos.
El hecho de que estas tareas fueran realizadas por la tripulación suscitó fuertes críticas, ya que algunos consideran que podrían haberse convertido en agentes de propagación del virus. De hecho, la única chilena contagiada con la enfermedad precisamente trabajaba al interior del crucero. La mujer se encuentra en un hospital de Tokyo, fuera de riesgo vital.
De las 3.711 personas que se encontraban inicialmente en el buque, más de 630 contrajeron este coronavirus que apareció por primera vez en diciembre en China y que luego se propagó a varios países, sobre todo en Asia.
«Muy asustados»
Una vez que el último pasajero haya abandonado el buque, lo que está previsto que ocurra este fin de semana es que la tripulación deberá soportar otra cuarentena de 14 días.
En general, los empleados se abstuvieron de hablar con los medios de comunicación por miedo a perder su empleo, pero algunos rompieron el silencio para describir las condiciones difíciles y la angustia que los rodea.
Sonali Thakkar, un patrullero de seguridad, de 24 años, dijo a la AFP que los equipos dormían en una cabina, compartían los aseos y comían juntos. En estas circunstancias, «la enfermedad se propaga muy fácilmente».
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«Tenemos mucho miedo, yo y mis colegas. Trabajamos desde el comienzo de la cuarentena del buque. A medida que pasan los días y aumenta el número de personas infectadas, aumenta el temor», explica, aunque los casos denunciados son trasladados a un hospital en tierra.
«Tememos el contagio y todo lo que queremos es que se realicen pruebas y que las personas negativas sean separadas de las positivas. No queremos estar a bordo», añade.
Dos meses de vacaciones
La presidenta de Princess Cruises, Jan Swartz, escribió una carta a la tripulación en la que asegura que la empresa está «profundamente agradecida y muy orgullosa de todos».
«Te mereces y necesitarás un descanso. Así que te regalamos dos meses de vacaciones pagadas. Esto incluirá tu salario y las gratificaciones medias que normalmente recibirías», prometió.
Y los pasajeros, que dependían totalmente de las entregas de comida de la tripulación, publicaron notas de agradecimiento en las redes sociales.
«Mi familia y yo queremos expresar nuestra profunda gratitud por su trabajo, sacrificios y cuidados durante las últimas semanas. No podemos imaginar las dificultades a las que se enfrentan y que seguirán enfrentando», dice uno de esos mensajes.
Algunos miembros de la tripulación han tratado de mantener el ánimo positivo. Por ejemplo los cocineros publicaron, entre otras cosas, un vídeo en el que bailan. «Debemos tratar de ser felices en estas situaciones», escribe un empleado, Binay Kumar Sarkar, publicando un vídeo en el que canta.