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La basura como emprendimiento: los proyectos chilenos la utilizan para producir

La crisis medioambiental que afecta actualmente al planeta ha inspirado a muchos emprendedores a crear proyectos que reduzcan el avance de cambio climático.

En medio de la crisis medioambiental que atraviesa el mundo entero, han surgido diversos proyectos y emprendimientos para contener los efectos del cambio climático.

Según la investigación realizada por la Asociación Gremial de Industriales de Plástico (Asipla) en 2019, en Chile se reciclan 83.679 toneladas de plástico, lo que equivale al 8% del plástico en desuso. Anualmente se desechan 990 mil toneladas.

Uno de los ejes más importantes es el correcto manejo de los desechos. En Chile, han surgido una serie de proyectos con este fin.

Uno de ellos surge en las calles de Lo Hermida en Peñalolén. Tras 12 años como cachurera, Soledad Mella se convirtió en una profesional de reciclaje. Retira el material directamente de empresas y los separa en su propio centro de acopio llamado “Peuma Reciclaje”, ubicado en su domicilio.

Soledad es considerada una líder del Movimiento Nacional de Recicladores de Chile, que cuenta con aproximadamente 60 mil recolectores y el 60% son mujeres.

Otro de los proyectos que busca aportar a la regulación de los desechos es ReparaLab, un proyecto de la multitienda Paris y Modulab -empresa experta en economía circular y manejo de residuos- que ha recorrido Chile ofreciendo jornadas gratuitas de reparación de productos dañados o en desuso.

Pamela Castro, diseñadora y cofundadora de Modulab señala que “esta es una forma de manifestación que propone reparar como una alternativa para reducir el impacto ambiental. Es un llamado de atención contra la cultura de lo desechable”

Esta iniciativa cuenta con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente y tiene como objetivo alargar la vida útil de productos electrónicos y prendas de vestir.

Además incentiva la economía circular, con el fin reducir el uso de energía y disminuir los residuos en un intento de evitar la producción de desechos.

El proyecto cuenta con 20 jornadas de reparación. Algunas ya se realizaron en distintos puntos del país y el próximo 7 de marzo se realizará en la multitienda Paris del Mall Portal Ñuñoa.

También llegará a lugares como Curicó, Osorno, Chillán, Copiapó, entre otros.

“Con estas jornadas de reparación colaborativas queremos motivar, educar y concientizar sobre el consumo responsable. Queremos consumidores informados y por eso te invitamos a ser parte de esta solución”, dice Pamela Castro.

La crisis medioambiental que sacude al mundo entero, incluyendo a nuestro país ha inspirado emprendimientos enfocados en la reutilización de plásticos, tal es el caso de Plastica, una empresa familiar de mujeres que forma parte del Programa de Uso de Marca de Imagen de Chile, diseña y manufactura joyas con plásticos en desuso.

Su origen viene de las enseñanzas de la “Oma”, bisabuela de esta familia, quién traspasó sus conocimientos a quienes hoy forman este proyecto.

Pía Álvarez, cofundadora del proyecto, señala que la Oma le enseñó a su madre el tejido de bolsas plásticas y que su madre, María Pía Calderón, artista visual y diseñadora plástica fue pionera en llevar esta técnica al plástico en desuso.

Agrega que su madre “comenzó a experimentar en su arte con bolsas plásticas. Ahí fue reconociendo mejor el material hasta transformarlo en joyas”.

En Plastica trabajan con desechos del retail, supermercados y ferias. En sus 6 años de vida han reutilizado más de 800 kilos de plástico, transformándolo en coloridas joyas.

“Creemos que se pueden hacer negocios de manera diferente, siendo un verdadero aporte a la sociedad. Somos orgullosamente una Empresa B certificada; y nos entusiasma ser parte de un movimiento global de compañías y personas que buscan construir una nueva economía, que busca el bienestar de las sociedades y el medio ambiente. Plastica es parte de la economía circular y trabaja desde el upcycling, aprovechando recursos ya existentes, como los desechos plásticos, para reutilizarlos y darles nueva vida”, dice Pía Álvarez, una de las fundadoras de Plastica.

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