Joe Biden remontó el martes con victorias de Texas a Massachusetts, reavivando una campaña que estaba al borde del desastre apenas unos días antes. Su rival progresista Bernie Sanders se llevó el mayor premio del Supermartes con una victoria en California que garantizó que él y su defensa del socialismo demócrata seguirían al frente de las primarias por el momento.
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Y de pronto, la lucha por la candidatura demócrata a la presidencia, que hace una semana tenía más de media docena de aspirantes, se ha convertido en un pulso entre dos hombres.
Los dos demócratas, políticos veteranos con visiones radicalmente distintas para el futuro de Estados Unidos, luchaban por delegados mientras 14 estados y un territorio estadounidense celebraban cruciales votaciones en el día más significativo de las primarias del partido para decidir a su aspirante en las elecciones presidenciales de noviembre.
Podrían pasar semanas o meses hasta que el partido se incline por uno de ellos para enfrentarse Donald Trump. Pero el nuevo tono de la campaña empezó a tomar forma en los comentarios que cruzaron en sus discursos de celebración desde extremos opuestos del país.
“La gente habla de una revolución. Hemos iniciado un movimiento”, dijo Biden en los Ángeles, apropiándose de una de las frases características de Sanders.
Y sin citar a su incipiente rival por su nombre, Sanders atacó a Biden en su discurso en Burlington, Vermont.
“No puedes derrotar a Trump con la misma vieja política de siempre”, declaró Sanders, enumerando una lista de diferencias con Biden en temas como seguridad social, comercio y fuerzas armadas. “Esto se convertirá en un choque de ideas”.
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Las victorias de Biden se vieron impulsadas por votantes demócratas que optaron por él apenas unos días antes de votar, un apoyo de última hora que ha sacudido las primarias. En algunos estados, casi la mitad de los electores tomaron su decisión en el último momento, según AP VoteCast, sondeos de votantes en las primarias de varios estados. Encontró apoyo entre una amplia coalición de moderados y conservadores, afroestadounidenses y votantes mayores de 45 años.
Sanders demostró que podía triunfar en la que quizá fue la mayor prueba de su larga carrera política. Sus victorias se debían a una base de progresistas, jóvenes y latinos. Pero no logró ganar terreno entre mayores y graduados universitarios, que suponen una parte importante de los votantes demócratas, según AP VoteCast.
Los otros dos aspirantes destacados en una menguante lista de precandidatos, el multimillonario neoyorquino Mike Bloomberg y la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren, vieron muy reducidas sus opciones. Warren terminó en un bochornoso tercer puesto en su estado, mientras que Bloomberg tenía previsto decidir el futuro de su campaña el miércoles tras gastar más de 500 millones de dólares para lograr una sola victoria, en el territorio estadounidense de Samoa.
Biden ganó al menos en ocho estados y Sanders en cuatro, un panorama bastante igualado que planteaba dudas sobre si las primarias se alargarían hasta la Convención Demócrata de julio o se resolverían mucho antes.
El buen resultado de Biden completaba un drástico cambio de rumbo en apenas tres días, en los que ha aprovechado su claro triunfo en Carolina del Sur para anotarse amplias victorias gracias al apoyo de votantes en distintos lugares, clases y razas. Y por si había alguna duda, reforzó su posición como abanderado de la corriente tradicional del partido.
El ex vicepresidente hizo una demostración de fuerza en el nordeste con una victoria en Massachusetts, ganó Minnesota en el centro-norte del país y se impuso en el sur con triunfos en Virginia, Alabama, Carolina del Norte, Tennessee y Arkansas, además de Oklahoma.
Sanders, senador de Vermont, comenzó la noche como claro favorito y parecía encaminado a lograr una gran ventaja en la cuenta de delegados. Y además de California, el estado que más delegados asignaba, logró victorias decisivas en el estado que representa, así como en California, Utah y Colorado.
Biden acumuló victorias pese a tener menos financiamiento y menos personal que otros aspirantes. Por ejemplo, el moderado Bloomberg invirtió más de 19 millones de dólares en anuncios de televisión en Virginia. Biden, por su parte, gastó menos de 200.000 dólares.
Biden utilizó su victoria Carolina del Sur para convencer a sus nerviosos aliados moderados para que apoyaran su campaña. Sus antiguos rivales Amy Klobuchar y Pete Buttigieg cancelaron sus candidaturas de improviso y apoyaron al ex vicepresidente en los días previos al Supermartes.
Con Biden y Sanders, los demócratas tienen dos opciones muy distintas para elegir la clase de candidato que querrían presentar en noviembre.
Sanders es un socialista demócrata de 78 años que trabaja con una enérgica coalición en la margen izquierda de su partido que defiende su batalla iniciada hace décadas por transformar los sistemas político y económico del país. Biden es un veterano político de 77 años perteneciente a la corriente tradicional del partido en Washington, y que defiende una estrategia más pragmática en temas clave como sanidad y cambio climático.