Joe Biden ganó el martes las primarias presidenciales del Partido Demócrata en Michigan de forma contundente, conquistando un estado clave que ayudó a impulsar la candidatura insurgente de su rival, Bernie Sanders, hace cuatro años. La victoria del ex vicepresidente allí, además de en Missouri, Mississippi e Idaho, supuso un serio revés para Sanders y allanó notablemente el camino de Biden a la nominación.
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Biden volvió a mostrarse fuerte entre los votantes de clase trabajadora y afroestadounidenses, que son vitales para conseguir la nominación demócrata a la Casa Blanca. Las escasas esperanzas de Sanders de recibir buenas noticias descansaban en Dakota del Norte y en el estado de Washington. La elección allí era demasiado ajustada para declarar un ganador porque los votos se emitieron por correo electrónico o depositándolos en una urna y muchas boletas eran para candidatos que ya se han retirado de la carrera.
La jornada electoral en los seis estados fue la primera con apenas dos candidatos. Los cuatro primeros estados cayeron del lado de Biden, un cambio drástico para una campaña que hace apenas dos semanas parecía al borde del colapso. Ahora es Sanders, cuya candidatura estuvo en auge recientemente, quien debe valorar el camino que seguirá.
Dirigiéndose a sus seguidores en Filadelfia, Biden apuntó que muchos habían “declarado que esta candidatura estaba muerta” hacía apenas unos días, pero “ahora estamos muy vivos”. Además, pidió a los seguidores de Sanders que de ahora en adelante lo respalden a él.
“Los necesitamos, los queremos, y hay un lugar en nuestra campaña para cada uno de ustedes. Quiero darle las gracias a Bernie Sanders y a sus partidarios por su incansable energía y su pasión”, dijo Biden. «Compartimos un objetivo común y juntos derrotaremos a Donald Trump”.
Aunque la otrora multitudinaria carrera a la nominación demócrata parecía tomar forma, sobre ella se cernían nuevas dudas por el temor a la propagación de un nuevo coronavirus. Ambos candidatos cancelaron repentinamente sus mítines del martes en la noche en Ohio. Esto propició el discurso de Biden en Filadelfia, donde está la sede de su campaña, mientras que Sanders voló de regreso a Vermont y no tenía planes para realizar declaraciones.
El equipo de Sanders explicó que la celebración de sus próximos eventos se decidirá caso por caso dadas las preocupaciones de salud pública, mientras que Biden canceló un acto en Florida. El ex vicepresidente dijo el martes en la noche que más tarde esta semana anunciará sus planes para combatir el COVID-19, la enfermedad causada por el virus.
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El Comité Nacional del Partido Demócrata anunció que el debate previsto para el domingo entre Sanders y Biden se celebraría sin público.
La candidatura de Sanders recibió algunas advertencias importantes el martes. Una vez más, tuvo problemas para convencer a afroestadounidenses. Alrededor del 70% de los votantes en las primarias demócratas de Mississippi son afroestadounidenses, y el 86% de ellos se decantó por Biden, según la encuesta AP VoteCast del electorado.
Tras la victoria de Sanders sobre Hillary Clinton en Michigan hace cuatro años, su derrota en el estado el martes fue especialmente aleccionadora: socavó su argumento de que podía atraer a votantes de clase trabajadora y que podría ampliar el electorado con nuevos votantes jóvenes.
Uno de los pocos puntos positivos de la noche para Sanders fue su fortaleza entre los jóvenes, pero incluso eso tuvo su lectura negativa porque no consiguió suficientes votos para seguir siendo competitivo. Sanders obtuvo el 72% de los votos de menores de 30 años en Missouri y el 65% en Michigan, de acuerdo con AP VoteCast. El senador estuvo casi empatado con Biden entre los votantes de 30 a 44 años.
“No hay que endulzarlo. Esta noche es una noche difícil”, dijo la congresista de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, una de las partidarias de más alto perfil de Sanders, en Instagram. «Esta noche es una noche difícil para el movimiento en general. Esta noche es una noche electoralmente difícil”.
Según un análisis de The Associated Press, Biden habría logrado el martes al menos 150 nuevos delegados: 51 en Michigan, 40 en Missouri, 29 en Mississippi, cinco en Dakota del Norte, 17 en Washington y ocho en Idaho. Sanders sacó 88: 35 en Michigan, 23 en Missouri, dos en Mississippi, seis en Idaho, cinco en Dakota del Norte y 17 en Washington.
Aunque votaban seis estados, Michigan _ con sus 125 delegados _ recibió toda la atención. En las presidenciales de 2016, Trump ganó allí por apenas 10.704 votos, su margen más estrecho en Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Estos tres estados le dieron una estrecha ventaja en el Colegio Electoral luego de que Clinton ganó el voto popular.
Sanders prometió no abandonar la carrera electoral a pesar de los resultados del martes y criticó frecuentemente a “la estructura del partido” que, según dice, está en su contra.