Diana Zurco no asistió a la ceremonia de graduación de su colegio secundario porque se negaba a recibir el diploma con su nombre de nacimiento. A los 17 años se había dejado el cabello largo y adoptado el nombre del personaje malvado de la exitosa serie «V Invasión Extraterrestre».
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Hoy, a los 40, recuerda aquella rebelión inicial sentada en un cómodo sillón del canal público de Argentina días antes de convertirse en la primera periodista transgénero en compartir la conducción de un noticiario, un hito para una comunidad excluida y discriminada que tiene una expectativa de vida inferior al resto de la población y suele ser víctima de la violencia machista.
De figura esbelta y con un tono suave que desarrolló como locutora profesional, afirmó que «mi presencia interpela a la sociedad».
«Hay una invitación a la sociedad a decir: ‘esta soy yo, detrás mío también hay personas como yo que queremos expresarnos, somos capaces, podemos estudiar, podemos capacitarnos, podemos llegar a comunicarles a ustedes lo que pasa en nuestro país'», comentó Zurco en una entrevista con The Associated Press.
Se estima que en Argentina hay entre 12.000 y 13.000 adultos transgénero en una población nacional que supera los 44 millones.
«Por tratarse de un colectivo pequeño, el común de las personas no conoce de primera mano a un trans. Esta falta de vínculo cotidiano alimenta prejuicios y discriminación», indicó Esteban Paulón, director ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas LGBT+.
Con la presencia de Zurco en un noticiario central «esa sociedad prejuiciosa sobre cómo son los trans puede empezar a ver que éstos son personas como todos y todas», dijo el activista.
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La expectativa vida de una persona transgénero promedia los 41 años, la mitad de la del resto de los argentinos, según cifras oficiales.
«¿Por qué viven tan poco las personas trans? Porque hay un contexto marcado por la exclusión familiar. En un alto porcentaje las chicas trans de nuestro país son expulsadas de su hogar desde chicas», resaltó Zurco. «Y ante la falta de oportunidades, su cuerpo termina siendo su mercadería, su trabajo».
En los primeros seis meses de 2019 se reportaron 68 crímenes contra la comunidad LGBT en el país, de los cuales más de la mitad se cometieron contra mujeres travestis, transexuales y transgénero, de acuerdo con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGTB.
Desde el jardín de infantes Zurco estudió en un colegio católico hasta que a los 17 años se plantó: «Dije ‘no soy un chico gay, afeminado, no´. Dije ´yo soy trans’ y no me daba cuenta. Me siento Diana, soy Diana». Entonces ya tenía el cabello largo pero los sacerdotes del colegio obligaban a los varones a cortárselo por encima del cuello de la camisa. Se negó y fue expulsada un año antes de graduarse. Completó sus estudios en una escuela pública pero «no fui a recibir el título porque no quería que me llamen por mi nombre de varón», recordó.
Zurco admitió que «pasó cerca la prostitución en mi vida», pero en su objetivo por salir adelante hizo un curso de peluquería y comenzó a ganarse el dinero barriendo el cabello cortado del pido de un salón de belleza. Fue también empelada administrativa y más tarde rindió un difícil examen para ingresar a la carrera de locución entre 1.500 aspirantes.
Empezó a cursar en 2012, el mismo año en que el Congreso argentino votó una inédita ley de identidad de género que habilita a los ciudadanos a inscribirse en el documento con el nombre del género con el que se perciben independientemente del sexo biológico.
Hasta el momento, 9.000 transgénero accedieron a ese derecho, aunque la norma no se cumple en su totalidad en lo que respecta al acceso gratuito a las cirugías y tratamientos hormonales de cambio de sexo.
Sólo tres provincias, entre ellas Buenos Aires, cuentan con equipos para hacer estas operaciones en hospitales públicos. La crisis económica, además, frenó el abastecimiento de los tratamientos, según Paulón.
La presencia de mujeres transgénero en la televisión argentina no es nueva, pero hasta aquí lo habían hecho en la conducción de programas de entretenimiento o protagónicos en tiras diarias con gran éxito.
«A Diana no la buscamos solamente porque es una locutora trans. La buscamos porque es una muy buena profesional», aclaró Rosario Lufrano, presidenta de Radio y Televisión Argentina (RTA). «La única manera de llegar es que te abran las puertas. Ya sabemos todos lo difícil que es para estas mujeres conquistar un lugar».
Zurco, detalló la ejecutiva, no se estará limitada a presentar noticias sobre la comunidad LGTB.
«Cuando estaba haciendo la carrera para locutora nacional escuche de una docente: ‘el micrófono da poder, la cámara da poder’. Sé que tengo una responsabilidad muy grande y quiero dar lo mejor», concluyó.