El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobó una serie de medidas para aumentar la participación del gobierno federal en la fabricación de productos en la lucha contra el coronavirus, pero advirtió a líderes de los estados muy afectados que no lo hicieran enojar.
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«Quiero que estén agradecidos», dijo Trump después de que la Casa Blanca anunciara que utilizaría los poderes concedidos bajo la Ley de Producción de Defensas para ordenar a la empresa General Motors a fabricar respiradores.
Sin embargo, Trump rechazó críticas de la respuesta del gobierno federal para la creciente crisis de salud, afirmando que «hemos hecho un gran trabajo».
Trump dijo que instruyó al vicepresidente Mike Pence a no llamar a los gobernadores de los estados de Washington o Michigan por su crítica pública. «Si no te tratan bien, no llamo», dijo Trump.
Previamente había develado un paquete de acciones ejecutivas para apoyar la capacidad de los estados de responder a la pandemia, incluida la autorización para que el secretario de Defensa, Mark Esper, llamara a una cantidad no especificada de reservistas federales para ayudar con la respuesta.
Desde hace más de una semana, Trump se muestra renuente a aplicar la Ley de Producción de Defensas, incluso después de invocarla él, porque las compañías ya hacían lo que él quería y no necesitaban esa presión para obligarlos a cumplir.
Los gobernadores del país han incrementado su presión para que el presidente haga más para aumentar los suministros. Desde Nueva York hasta Washington, le han suplicado invocar la ley para obligar a las compañías a fabricar equipo crítico y para ayudarlos a obtener productos como mascarillas y agentes de prueba.