El Papa dirigió a “un mundo que enfrentaba ya desafíos cruciales y que ahora se encuentra abrumado por la pandemia” su mensaje de hoy en el Domingo de Resurrección junto a la bendición urbi et orbe. En la basílica de San Pedro desolada, Francisco enfatizó que “el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido” para afrontar esta crisis mundial.
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El Papa focalizó su mensaje en Europa, donde la pandemia se ha convertido también en un reto sin precedentes para la Unión Europea. “Después de la Segunda Guerra Mundial, este amado continente pudo resurgir gracias a un auténtico espíritu de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado. Es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que esas rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente”, expresó.
El pontífice además ahondó en los conflictos bélicos que afectan al mundo: “Este no es tiempo de la división”, destacó, con un llamamiento “a quienes tienen responsabilidades en los conflictos” a que tengan “la valentía” de adherirse al llamamiento por un “alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo. No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas», subrayó Francisco en su mensaje de cierre de la Semana Santa.