Repudio casi generalizado produjo la intención expresada por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, de establecer fajas de seguridad en las casas de las personas contagiadas con coronavirus en esa provincia del noroeste argentino, con el propósito de que «todo el vecindario sepa que esa familia está contagiada», según planteó.
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«Busca sembrar el miedo para lograr la sumisión y tener un pueblo dócil pero eso que propone va contra un montón de ñeyes», denunció la diputada por el Partido Justicialista Liliana Fellner.
Hasta ahora, quienes ingresan a Jujuy están haciendo la cuarentena en los hoteles, en los que pasan catorce días antes de ir a sus domicilios. Frente a eso, Morales remarcó que los gastos por esas estadías corrían por cuenta del Estado.
Sin embargo, la propia parlamentaria reveló que el anuncio de las fajas estigmatizantes se originó luego de que un empresario hotelero de la provincia pidiera ayuda al gobernador para sostener la estadía de unas 150 personas que permanecían ya varios días en su hotel en cuarentena.
Según la explicación de Morales, cuando la persona llegue de regreso a su casa en la provincia «le harán un test rápido, luego otro a los siete días y si dos tests dan negativo, te levanto la cuarentena», prometió.
La gestión del gobernador ha sido seriamente cuestionada después que anunciara en los medios jujeños que trabaja en ese proyecto para que los habitantes que vuelvan a la provincia puedan hacer la cuarentena en sus casas. Y allí se pondrían las fajas destinadas al «control social» que, en este momento, muchos consideran discriminario e, incluso, atentatorio contra los derechos humanos.
