Hace dos años y medio llegó desde Venezuela a Chile, Mariana Gallardo. Una joven enfermera de 29 años. Dice que le gusta mucho trabajar con personas mayores.
PUBLICIDAD
Su primer trabajo en Chile fue en una residencia, pero la experiencia no fue buena. Hoy está en un ambiente distinto “una residencia muy humana y familiar”, señala. Pero con un gran desafío: el coronavirus.
¿Cómo cambió tu jornada con el coronavirus?
—Acá comenzamos a tomar medidas antes que lo pidieran las autoridades. Apenas se notificó el primer caso comenzamos a cambiarnos de ropa al ingresar, a usar alcohol gel y a restringir el ingreso a la residencia.
¿Cómo se tomaron esas medidas los familiares?
—Al comienzo no todos los familiares de los residentes lo entendieron. Algunos pensaron que estabamos exagerando un poco. Después cuando se vió que las autoridades exigían las mismas medidas, lo comprendieron.

¿Qué medidas adicionales están tomando?
—Bueno, los insumos como mascarillas y esas cosas son escasas. Nos gustaría que el gobierno nos apoyara más. Pero no nos quedamos de brazos cruzados. Los dueños, que son jóvenes y bien motivados, se coordinaron con una empresa de nombre Kuadeco y fabrican escudos faciales. Los usamos en la residencia y también los venden para poder recaudar fondos. Con ese dinero pudimos, por ejemplo, comprar termometros a distancia. No teníamos. Los escudos, también por los contactos de los chicos, se pueden conseguir en una tienda online y todo lo que se recauda es en ayuda de la residencia.
¿Qué tan dificil ha sido explicarle la situación a los adultos mayores?
—Tenemos adultos mayores que ya habían visto noticias en sus teléfonos y con ellos no fue tan complicado. También hay algunos que creen que esto no es tan grave. También hay quienes tienen demencia senil o alzheimer. Explicar el virus a alguien con alzheimer requiere de amor y paciencia. A veces hay que explicarles varias veces al día y se ponen nerviosos, ahí es super importante el cariño y el vínculo con ellos.
¿Cómo los han apoyado con el contacto con familiares?
—Desde antes que esto comenzara acá usábamos harto las redes sociales. Les enviábamos fotos y videos a los familiares por WhatsApp. Ahora eso tiene mucho más sentido. También hacemos videollamadas.
PUBLICIDAD
¿Qué otras actividades han hecho con ellos para que estén entretenidos?
—El fin de semana pasado dos residentes, Nelly y Gloria, estaban de cumpleaños el mismo día. Yo también: el 11 de abril. Compramos tortas, cosas para picar, hicimos adornos, pusimos globos y también videollamamos a sus familiares. También les hemos hecho sesión de peinados, jugamos juegos de mesa. Escuchar música de su época les encanta.

Una residencia de jóvenes para adultos mayores
“Este hogar nació porque mi marido y sus hermanos tuvieron mucho tiempo a su abuela en una institución y hubo problemas. Quisieron tener un establecimiento donde las personas mayores se sintieran en casa”, nos comenta Loreto Muñoz de la Residencia “Vida Feliz”.
El proyecto nació de dos hermanos, Vicente y Francisco Caerols. “Es un hogar lleno de energía. Yo tengo 29, y ellos 30 y un poco más. Pero pese a ser jóvenes, nos motiva que los adultos mayores que están, estén seguros y rodeados de amor”, señala Mariana Gallardo, enfermera y cuidadora en la institución.
Pese a ser un Eleam privado, Gallardo señala que “acá la mensualidad es baja, es un hogar clase media”. Y agrega que “deberíamos contar con más ayuda del gobierno frente al coronavirus”.

¿Qué le pediría a las autoridades ante el Covid19?
– “Me gustaría que le hicieran llegar mascarillas y alcohol gel a todas las residencias de adulto mayor. No todas las residencias privadas están preparadas para afrontar esto”.
– “Hay muchos familiares que hacen un gran esfuerzo para que los residentes estén en un buen lugar. Ojalá se fiscalice que todos cumplan las normas como lo hacemos acá”.
– “Lo más importante es que nos acompañen en esta tarea, porque sabemos que nuestros residentes adultos mayores son los más vulnerables frente a este virus”.
¿Qué le recomendaría a otros hogares como éste?
– “Lo primero que le recomendaría a las otras residencias es buscar soluciones de autocuidado. Ojalá todas pudieran ocupar escudos faciales como nosotros, para proteger a sus adultos mayores y a ellos también”.
– “Les pediría que, así como día a día tienen paciencia, hoy la tengan al doble. A los adultos que viven en residencias les sube mucho el ánimo cuando reciben las visitas de sus familiares. Ahora no se puede. Necesitan de nuestro cariño y compresión”.