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Ciencia contra el coronavirus: lo que sabemos hasta ahora del enemigo invisible

Los principales desafíos son controlar a la población asintomática y determinar la inmunidad que se genera. Es clave saber qué está demostrado y que no, dado que falta más de un año para tener la vacuna definitiva.

(AP)

La humanidad se adentra recién al quinto mes desde que comenzó a convivir con el coronavirus (sars cov 2) y aún hay varias claves para detener la pandemia que no están del todo claras.
El último tiempo, la discusión ha estado en torno a la inmunidad que  producirían los contagios y cual es la real magnitud de pacientes asintomáticos, esa cifra oscura que sostiene el crecimiento exponencial en los contagios.

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Desde que pasó de ser una epidemia local en Wuhan a una crisis sanitaria de todo el planeta, ciertas cosas han cambiado con respecto a lo que sabemos del comportamiento del virus. Ciertos límites, como la persistencia del virus en las personas o si es posible que pasen varias semanas excretando la enfermedad, son ahora un poco más difusas. Por eso es que varios expertos coinciden en que se deben evitar las declaraciones tajantes y tomar la ruta conservadora para aplanar la curva. Lo cierto, es que la crisis propició acaso el esfuerzo científico más grande de todos los tiempos, tanto para encontrar la cura y respuestas al covid-19, como para preparar la estrategia para la próxima pandemia que podría llegar más temprano que tarde.

Persistencia del virus dentro del cuerpo

La norma inicial decía que luego de 14 días de aparecidos los síntomas, las personas ya estaban “libres” del virus y no deberían contagiar. Sin embargo, no está claro. La doctora Vivian Luchsinger, viróloga del ICBM de la Facultad de Medicina U. Chile, dice que “hay pacientes con PCR positivas bastante más tiempo que lo que esperaríamos de un cuadro respiratorio”. Debido a lo sensible que es el test, y los pocos estudios que se han hecho con aislamiento viral, aún se desconoce si luego de tantos días los positivos se refieren a que aún hay fragmentos del virus inerte o partículas virales complatas capaces de replicar y contagiar. De momento, y a espera de una demostración científica, la Asociación Chilena de Inmunología sostiene que lo mejor sería cuarentenas obligatorias de tres semanas y no dos, como exige el Minsal.

Síntomas y complicaciones

Fiebre, tos y dificultad respiratoria. Esos son los síntomas de alerta con que autoridades han alertado a la población. Pero, ¿por qué han aparecido síndromes inflamatorios u afecciones estomacales en ciertas personas? El doctor Flavio Salazar, subdirector del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), explica que si bien los coronavirus se caracterizan por generar cuadros respiratorios, como regla “siempre los efectos están asociados a la respuesta inmune de cada individuo más que al virus mismo”. Salazar explica que los reportes de daños cardíacos o crisis inflamatorias más allá de los pulmones, dicen relación con reacciones inmunes “fuera de control”, y que terminan dañando a órganos o vasos sanguíneos. Como sea, Luchsinger dice que sí “ha cambiado un poco el espectro de síntomas (…) Antes se asociaba mucho a la tos y fiebre, pero al infectar a más personas, han aparecido manifestaciones como vómitos y diarreas, o ausencias de fiebre y fuertes cefaleas”.

Inmunidad

Pese a que el Minsal se la ha jugado con afirmar que existe inmunidad luego superar la enfermedad, Salazar es claro en decir que “no está claro si la recuperación se puede asociar a una respuesta inmunológica protectora”.  El subdirector del IMII explica que investigaciones han demostrado que casi la totalidad de positivos generan anticuerpos contra el Sars cov 2, aunque “no se sabe si estos anticuerpos protegen efectivamente o bloquean o totalmente el virus. Y si lo hicieran, tampoco se sabe por cuanto tiempo”, explica. Algunos estiman que la protección a la reinfección podría durar meses o hasta un año, pero eso es una suposición en base al comportamiento de otros coronavirus, pero nada certero. Para el inmunólogo, esta es una de las grandes interrogantes que estudia la ciencia, y de la cual se debería tener una respuesta en el corto plazo dada la gran cantidad de investigaciones en curso.

Tratamientos y la vacuna

Más allá de algún fármaco candidato o recomendaciones irrisorias como las de Donald Trump, lo cierto es que a la fecha no hay un tratamiento claro para enfrentar al virus. La doctora Luchsinger indica que la gran mayoría, que presenta síntomas leves, se les trata como cualquier resfrío, y que para los cuadros graves aún no hay un fármaco específico, más allá del uso de ciertos anti virales. Lo que sí ha cambiado, según la doctora de la U. de Chile, son ciertos procesos clínicos. Por ejemplo, que ante la baja en la saturación de oxígeno de un paciente, el personal está alerta para trasladarlo a una UCI antes de que presente una dificultad respiratoria aguda. Eso, porque la experiencia ha permitido a los médicos definir mejor los factores de alerta para adelantarse a los pacientes que generarán cuadros críticos.

Asintomáticos

Polémica causó el hecho de que el Minsal, el miércoles pasado, no contara a los contagios asintomáticos dentro de la cifra total de casos. Pero aquí no hay dudas. Salazar aclara que independiente de presentar, o no, síntomas, “ambos pueden contagiar. Eso mismo explica la capacidad que tuvo la pandemia para expandirse a todo el mundo. Aún hay una cifra oscura de contagiados de la que se desconoce su magnitud y que eluden los testes”, dice. Pero, ¿podría ser que un sintomático contagie más que un asintomático? No. Luchsinger indica que si bien es posible que un enfermo con síntomas excrete más partículas virales, es el asintomático el que no está sujeto a confinamiento y, por ende, su movilidad expone a muchas más personas a contagiarse.  Además, descarta que la carga viral esté asociada a que alguien presente síntomas.

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¿Qué ocurre con los niños? ¿vendrá la siguiente pandemia pronto?

La semana pasada, médicos británicos alertaron por un inusual aumento de casos de síndromes inflamatorios que provocaron cuadros críticos o fatales a niños. El investigador del IMII, Pablo González, dice que si bien el antecedente “es llamativo”, se debe destacar que “esta condición no es frecuente y por el momento sólo se ha visto en muy pocos casos”. Lo cierto, dice el inmunólogo, es que “la probabilidad de que niños infectados con este virus sufran consecuencias graves sigue siendo muy baja como para preocuparse”.

Salazar, vicerrector de investigación de la U. de Chile, cree que la crisis también significa una “oportunidad enorme para los científicos de idear una plataforma y capacidades, no sólo para combatir esta pandemia, sino que la que viene”. Por factores como el rápido crecimiento de la población mundial, el avance de la civilización y el desarrollo de la industria alimenticia con animales, las mutaciones virales zoonóticas son cada vez más probables. Este siglo ya presentó varias epidemias en menos de 20 años, como el MERS, el SARS y la AH1N1, por lo que nada hace pensar que se deba esperar más de 50 años para que surja un nuevo desafío sanitario mundial.

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