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Gabriel Boric: “Si tienen utilidades, las empresas deberían tener la obligación de pagar el sueldo íntegro a sus empleados”

El diputado de Convergencia Social asegura que muchos de sus pares fueron “hipócritas” en medio del debate de la rebaja de la dieta, debido a que la presión de las movilizaciones bajó.

Con errores y aciertos, el diputado Gabriel Boric (CS) se ha posicionado en la primera línea en la Cámara Baja. Su visión del Gobierno y de sus pares es crítica, y exige mayor altura de miras en el debate.

-¿Cómo analiza lo ocurrido con el proyecto de rebaja de la dieta parlamentaria?

Fueron 6 años de estar empujando este proyecto con la convicción de que la desigualdad de ingresos en Chile es escandalosa y que para poder hacer algo al respecto teníamos que partir por casa. Nuestra idea era instalar un debate respecto del valor del trabajo, de la diferencia de la distribución de ingresos y la idea original, y lo mantenemos, es que la rebaja debía ser inmediata y de un 50%. Desgraciadamente quienes se opusieron desde un principio, lograron a última hora encontrar un mecanismo para que no se fije un monto, y se le derivó al Consejo de Alta Dirección Pública el mandato de rebajar la dieta en atención a la realidad económica del país y a la realidad internacional. Yo espero que esa rebaja, que va a ser en 30 días promulgada la ley, sea sustantiva.

-¿Van a ejercer presión para que esa rebaja sea sustantiva y no simbólica?

Para nosotros es muy importante que esto sea significativo y vamos a hacer, en su momento, campañas por redes sociales y  peticiones formales. Le enviaremos una carta al consejo para que la rebaja sea efectivamente sustantiva y no quede en algo simbólico, para que además, los parlamentarios que siempre se opusieron a esto, no digan ‘esto lo decidieron otros, no nosotros’. Eso es algo que queremos evitar y vamos a hacer todos los esfuerzos hasta el final. Los parlamentarios le atribuyeron una responsabilidad a este Consejo que ellos decidieron evadir, pero nosotros vamos a dar la pelea hasta el final.

-Usted tildó de hipócritas a los parlamentarios que permitieron que este proyecto se aprobara así ¿Se dieron vuelta la chaqueta?

En noviembre se votó de manera casi unánime una rebaja del 50%. Esto lo cambió el Senado, pero yo creo que lo que cambió fue el nivel de movilización social. Esto da cuenta de que cuando el pueblo se organiza y moviliza, las cosas pueden cambiar. En este caso, por la pandemia, hay momentos más de calma y el Parlamento, al no sentirse tan observado y bajo presión, termina legislando para proteger intereses que no debieran defenderse. Eso es algo que tenemos que cambiar.

-¿Los lleva eso a una reflexión a nivel de partidos políticos?

Sin duda. Nosotros como Frente Amplio debemos preocuparnos de establecer una vinculación territorial con quienes se han movilizado, porque, de lo contrario, la política formal e institucional no tiene sentido.

-¿Y qué trabajo se debe hacer con sus pares de la oposición?

La principal oposición a este Gobierno y al tipo de modelo de desarrollo que se ha impuesto, más que estar en el Congreso, es una oposición social que ha estado en las calles el último tiempo. Por eso, cuando uno habla de oposición no puede reducirlo al Congreso. Es tremendamente importante que como Convergencia Social, desde el Frente Amplio, le dediquemos energía a poder vincular política con sociedad.

Las alianzas políticas son necesarias para poder ser mayoría y no ser meramente testimoniales. Es importante tener alianzas más amplias, pero deben ser en torno a programas e ideas, no solamente en torno a la ansiedad de algunos de volver al poder.

-¿Pero cómo se consiguen esas alianzas si sigue quedando patente que hay diferencias abismantes?

Hay que buscar puntos comunes y de encuentro, pero yo insisto en que acá la oposición no está sólo en el Congreso. Es una idea interesante promover varios encuentros entre alcaldes, parlamentarios y dirigentes sociales. La política no es solamente lo profesional, sino también es lo que se hace en los barrios, el movimiento feminista, lo que hacen las diferentes organizaciones sociales. Ahí hay mucho vínculo que hacer.

Cuando creamos el Frente Amplio lo hicimos por que estábamos cansados de lo que en ese momento llamábamos el duopolio. El 18 de octubre, al ser una movilización tan fuerte, nos pasó por encima a todos y terminamos quedando como parte de lo estructurado. Eso es algo que desde el Frente Amplio tenemos que tener la energía de cambiar. No podemos conformarnos con ser parte de lo mismo de siempre.

-¿Cómo reciben los cuestionamientos que la gente les hacen?

La crítica, cuando es constructiva, siempre es legítima y uno tiene que saber escucharla y no defenderse corporativamente. Tengo la convicción de que los partidos políticos que no cambian su manera de comprender a Chile después de octubre, van a quedar rápidamente obsoletos. Chile cambió y, por lo tanto, los partidos tienen que cambiar también.

Nosotros lo que estamos haciendo es, en este contexto, vincularnos mucho más con las organizaciones sociales, volver a retomar el trabajo de base, presentar proyectos que estén alineados con los intereses de los trabajadores, con que la crisis no la paguen ellos y oponernos a cuestiones tan aberrantes como el retiro de utilidades de las empresas que se acogen al seguro de cesantía. Mostrar, en la práctica, la coherencia de lo que nos impulsó a meternos en política y que eso no se nos olvide, porque hay una inercia muy grande hacia el statu quo, hacia que todo siga igual y yo creo que nosotros tenemos que mantener un espíritu de rebeldía ante eso y empujar transformaciones.

-Cuestionamientos también vienen de sus pares ¿Cómo analiza lo ocurrido con el diputado Renato Garín?

Me parece una polémica un poco artificial, creo que habla un poco del despecho del personaje. Pero me parece insólito que quienes se financiaron durante años con aportes privados de empresas, quienes pidieron raspados de ollas, se escandalices por parlamentarios que en lugar de llevarse el sueldo para la casa, lo aporten a un proyecto político común. Eso es totalmente legítimo y, mientras sea todo hecho legalmente, me parece que es mucho más noble aportar a una causa común que tratar de financiarse pasando el sombrero frente a empresas que después te dictan las leyes por teléfono.

-En cuanto a las medidas aplicadas en el marco de la pandemia ¿Cómo evalúa la gestión del Gobierno?

Esto no tiene que ser un gallito con el Gobierno. El coronavirus es un adversario sin cara, al que le tenemos que ganar entre todos. En ese sentido, yo quiero que al Gobierno le vaya bien, y lo digo de verdad. En Magallanes trabajamos codo a codo con las autoridades.

En materia económica, yo creo que el Gobierno se ha quedado corto. Para que el quedarse en casa no sea un privilegio de unos pocos, se tienen que hacer apoyos más importantes a las familias y las pymes, para que no quiebren. Eso termina significando que las familias no pueden poner como prioridad su salud. Muchas familias viven al día, todos ellos se ven obligados a salir de sus casas. Si el Gobierno no entiende eso y sigue mandando leyes que terminan favoreciendo a los que tienen más, lo que va a pasar es que el virus va a seguir ahí, porque la gente no se va a poder cuidar. Han sido bien obtusos en no ver esa realidad.

-¿Por qué cree que no comprenden esa realidad?

Es evidente ante todos que la realidad del sector oriente no es la misma que la del sector sur o poniente. Uno de los problemas es que desgraciadamente la élite está sobre representada en los cargos de poder y, eso significa que, no hay una empatía real respecto del sufrimiento de la mayoría de la gente. Hay una desconexión con la realidad que es tremendamente grave. No se trata de hacer votos de pobreza, se trata de estar más vinculados con la realidad, que se supone que debemos representar.

-En ese entendido ¿Cómo cree que debiese operar la Ley de Protección al Empleo?

No solamente se debería prohibir el retiro de utilidades a las empresas que se acojan a esto, sino que en el caso de que hayan utilidades, las empresas debería tener la obligación de pagar el sueldo íntegro de sus empleados, porque si hay utilidades, los costos de la empresa están cubiertos. Dentro de los costos de las empresas están los sueldos de los trabajadores, y son justamente ellos los que generan las utilidades. Es totalmente contradictorio.

-¿Y el ingreso familiar de emergencia?

Esto tiene que estar entre la línea de la pobreza y el sueldo mínimo. Lo que han propuesto, que son 60 mil pesos por persona, no alcanza para vivir y va a obligar a la gente a salir a las calles, con lo que la crisis durará más. Si la crisis dura más, la economía va a tardar más tiempo en recuperarse. Es un círculo vicioso muy nocivo. Para cuidar la economía, hay que cuidar la vida primero.

-En materia de pensiones, ¿Cómo analiza la tramitación del proyecto de reforma al sistema?

Las pensiones para quienes menos tienen, tienen que subir, y tenemos que asegurar una pensión básica solidaria que sea mayor que la de hoy, y que la pensión mínima esté asociada al sueldo mínimo. Eso hay que hacerlo ya sea con el sistema de AFP o cualquier otro.

En segundo lugar, para que el sistema cambie más estructuralmente, hay que terminar con las AFP, con el manejo privado de los derechos sociales, por lo que vamos a seguir dando la pelea con la Coordinadora No+AFP y con la mayoría de la gente que no quiere que la sigan estafando. Esto, para terminar con la administración privada y que sea un organismo público que lo maneje, sin que esto signifique una expropiación de los fondos, sino que con una distribución más solidaria.

-En cuanto al proceso constituyente, se conoció una propuesta en la que están trabajando los exministros Cubillos y Chadwick, ¿Cómo recibe esto?

Me parece muy bien que se empiece a discutir en torno a ideas y proyectos, y en cuanto a las visiones de país que tenemos. Eso es deseable, pero me parece insólito que una persona que fue condenada por su responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos durante los últimos meses, como Andrés Chadwick, sea una de las personas encargadas de eso. Habla harto de lo que significa la derecha en Chile. Lo que me alegra es que haya una discusión respecto de los contenidos y no sólo del procedimiento.

Tenemos que discutir cómo descentralizamos el país, cómo le damos más poder a las regiones, cómo cambiamos este sistema bicameral que tenemos, cómo tenemos un sistema de seguridad social que otorgue dignidad, el derecho a la vivienda, que el agua se aun bien público y así, tantas cosas.

-¿Cómo han continuado trabajando ustedes en esto?

La crisis sanitaria postergó la discusión, pero nosotros estamos poco a poco retomándola. Jaime Bassa sacó un libro hace poco, Fernando Atria también y Claudia Heiss también sacó textos. Estamos empezando a organizar conservatorios, debates, por medios telemáticos todavía, pero para tener propuestas sólidas. Estamos trabajando en esto y el plebiscito del 25 de octubre va.

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