Desde la soledad de su humilde morada llena de trapos viejos, Dominga Aduviri contempla su barrio y por el sendero pedregoso observa llegar a quien —sin saberlo— la «adoptó».
PUBLICIDAD
En un suburbio de la ciudad de La Paz, en Bolivia, el arquitecto de 31 años Wilmer Gutiérrez decidió apoyar a su vecina para asistirla en tiempos de cuarentena, medida que determinó el gobierno interino de Jeanine Áñez el 22 de marzo para prevenir la propagación del nuevo coronavirus y que recientemente extendió hasta el 31 de mayo.
«Adopta un abuelito» es una campaña que ha interesado a unos 20 jóvenes bolivianos que ya han ayudado a 12 adultos mayores. La iniciativa apela a que cualquier persona pueda buscar a un vecino que tenga más de 60 años y ayudarle en lo que necesite —respetando las normas básicas de higiene— debido a que los adultos mayores son considerados población vulnerable de presentar complicaciones en caso de contagiarse del virus.
En Bolivia hay hasta el 15 de mayo, algo más de 3.200 contagiados y 164 fallecidos por la pandemia.
En el país la letalidad para los ancianos es de alto riesgo a nivel nacional, informó la viceministra de Salud y Promoción, Eidy Roca.
Para muchos abuelitos que tienen otras enfermedades es difícil salir y hacer sus compras sin ayuda y están lejos de sus familias. Por eso se decidió crear esta campaña, dijo a The Associated Press Sergio Royuela, coordinador de ésta.
«Yo mismo vivo lejos de mis papás y no hay quien los vea. Por eso busqué una vecina que me ayudara e hice lo mismo en mi condominio y adopté a otro abuelito, y así se multiplicó», agregó.
Poco a poco llegaron pedidos de ayuda a ancianos que están en situación de pobreza y que necesitan ayuda económica, como es el caso de una pareja de abuelitos que viven en la parte de un bosquecillo donde levantaron una carpa improvisada para vivir tras perder sus bienes en un derrumbe del año pasado.
PUBLICIDAD
Oscar Gemio, de 97 años, e Inés Urrelo, de 62, son apoyados con alimentos y unas palabras de ánimo por parte de Royuela, quien les pide seguir las normas de seguridad para evitar los contagios, pero ellos prefieren no usar mascarillas de protección.
El apoyo incluso llega de las mismas personas de la tercera edad. En un barrio residencial, al sur de La Paz, una mujer de 70 años llamó a la voluntaria Ana Rosa Guzmán para donar alimentos, entre ellos: harina, arroz y trigo para apoyar a un abuelito que vive en la zona cuidando un terreno en un pequeño cuarto en el que vive con sus dos hijas y su nieta.
«Yo fui criada por mis abuelitos que ya murieron. Para mí es esencial el tener un abuelito en nuestras vidas y darles una mejor calidad de vida en estos momentos en que ellos lo necesitan», expresó Guzman, de 30 años.
La campaña ha llegado donde no imaginaron, dijo Royuela pero aún así siguen faltando nietos. Francisco Huyta, de 85 años, y Guillermina Chumacero, de 93, piden ayuda para que les donen medicamentos.
En Bolivia existen más de un millón ancianos, lo que representa un 9.2% de la población. La presidenta Áñez decretó paquetes de ayuda para ellos con bonos, pero muchos de ellos no pueden cobrarlos, como en el caso de la señora Dominga Aduviri, porque no cuenta con un documento de identidad.
«¿Te imaginas llegar a anciano y que nadie se preocupe y ni sepan si tienes una cédula de identidad?», se preguntó Gutiérrez.