En febrero de este año 30 personas participaron en un encuentro de dos días en la sede del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) en Suecia.
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Son los miembros del consejo técnico asesor del organismo, los guardianes de la salud pública europea. Entre ellos está el español Fernando Simón. La reunión versa casi por completo sobre un problema que aún se considera que está bajo control: el coronavirus.
En un reportaje de El País, el que tuvo acceso a las actas de la reunión, se indica que hay algo desconcertante. Consideran “bajo” el riesgo para la población europea y apenas hay algunos avisos sobre la peligrosidad del virus, la necesidad de intentar ver si ya está en Europa, de hacerse con los medios para hacerle frente, diseñar medidas, etc.
Solo el representante holandés dijo que el país podía «tener problemas con la capacidad de camas en los hospitales y que la principal preocupación es adoptar medidas que retrasen o mitiguen la epidemia”. Por su parte, Austria y Eslovaquia hicieron notar inconveniente de generar miedo entre la población y el representante español alertó del riesgo “de estigmatizar” a quienes se hacían pruebas diagnósticas.
Los sistemas sanitarios de países como Italia, España, Reino Unido, Francia y Bélgica colapsaron.
Unas advertencias que no fueron escuchadas: en pocas semanas, el brote salió de control, infectando hasta la fecha a 1.908.708 personas y causando la muerte de 167.402.