El panorama actual es que en aquellas familias donde sólo se convivía por las tardes una vez que finalizaban las rutinas de trabajo y estudio, hoy permanecen juntos durante todo el día, de manera interrumpida. ¿Aumentarán los gastos básicos de una familia? La primera consecuencia es que aumentará la compra mensual de mercadería, porque todos almorzarán en casa, junto con ello, habrá mayor consumo de luz, agua y gas. Además, se requerirá, contar con un buen plan de conexión a internet, porque es la herramienta que permite conectarse con el mundo y mantener rutinas de trabajo y estudio.
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¿De qué manera se puede ahorrar bajo estas condiciones considerando que los gastos básicos aumentaron, pero no así los ingresos mensuales de los integrantes de la familia? El académico de la Escuela de Administración y Auditoria de la Universidad Católica del Maule y experto en macroeconomía, Cristián Orozco Toledo, analiza la situación actual y entrega recomendaciones para hacer rendir más el dinero.
Según el experto UCM, lo primero que se debe realizar es acordar un mecanismo de aprovisionamiento periódico, considerando que, además, sea de bajo riesgo para la salud, es decir, encargar a una sola persona la compra en el comercio o utilizar delivery. Y lo segundo es generar un plan de comidas periódicas, para luego abastecerse al por mayor y acceder a descuentos por volúmenes. Para ello, es necesario planificar compras semanales y privilegiar el consumo de alimentos que pueden durar más tiempo almacenados.
“Esta es la oportunidad para cuestionarse respecto de los gastos que se pueden eliminar o recortar. Se recomienda cambiar algunos hábitos de consumo por otros, como, por ejemplo, cortar las llaves de paso, darse duchas más breves, reducir el gasto de transporte privilegiando la bicicleta”, menciona el académico UCM.
Aumento de precios e inflación
Orozco explica que, desde el punto de vista económico, los precios suben cuando aumenta la demanda de los bienes y/o disminuye la capacidad productiva de las empresas que los fabrican, y en el escenario actual se da una suerte de ambos elementos.
“Por motivos especulativos, mucha gente se ha sobreaprovisionado de ciertos productos, y, por otro lado, las restricciones sanitarias han dificultado las normales transacciones de muchos otros bienes, lo que ha presionado a las empresas, sobre todo a las pymes, a recortar costos operacionales, entre ellos los laborales, lo que a la postre ha hecho disminuir la circulación de dinero en la economía, generando un círculo vicioso de bajos ingresos, desempleo y baja producción”, señala.
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Agrega que “revertir el problema llevará tiempo, ya que primero se debe reestablecer las confianzas en los agentes económicos para romper este círculo, y para ello, el rol del Estado es importante puesto que las políticas macroeconómicas expansivas que estimulen nuevamente el gasto, son cruciales, siempre y cuando sea compatible con los intereses sanitarios”.
Con respecto a la inflación esperada, dice que las expectativas de la tasa de inflación serán mayores a las acostumbradas, dada la caída en la capacidad productiva de la economía, lo que se refleja en el aumento de los precios. A esto se suma el tipo de cambio, ya que muchos de los productos que constituyen la canasta de consumo promedio de las familias, son importados.
Reducir gastos
Por lo anterior, reitera la importancia que tiene el planificar las compras y adquirir productos al por mayor. “Se pueden organizar con amigos o vecinos para unificar compras para a lo menos una semana, y si es posible por un mayor período. Los supermercados suelen dar cupones de descuento que es importante considerar, ya que, si bien es cierto, muchos de ellos significan un gran beneficio a corto plazo, a fin de mes se pueden ver resultados positivos en los presupuestos familiares”.
A esto suma como sugerencia no consumir impulsivamente. “La publicidad y los malos hábitos de consumo no contribuyen. En el caso de que tenga muchas deudas con casas comerciales, intente consolidarlas en una sola cuota con un banco. Actualmente las tasas de interés bancarias a los clientes siguen siendo atractivas, no así las tasas asociadas a las líneas de crédito de las tiendas”.
Otro factor negativo es que, durante el invierno, el consumo eléctrico de los hogares tiende a aumentar, lo que suele reflejarse en las tarifas del servicio. “Sin embargo, el bajo precio del petróleo puede amortiguar el efecto en los precios, pero es impredecible estimar con exactitud el efecto directo en las cuentas y el período, ya que en la medida que los grandes mercados mundiales comiencen a activarse, la demanda por este insumo subirá, arrastrando los precios al alza. No obstante, de acuerdo a lo informado por el Gobierno, los usuarios que pertenecen al 40% de los hogares más vulnerables, tendrán facilidades y postergaciones para pagar las cuentas de la luz y el agua”, puntualiza.