A medida que el coronavirus penetra en tierras indígenas de Brasil, donde ha causado al menos 40 decesos de acuerdo con el recuento oficial, esta semana se registraron las dos primeras muertes por covid-19 en la zona Xingu, una de las reservas más grandes del mundo.
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Las dos muertes se produjeron en la etnia kayapo, que ha reportado 22 casos en total. El líder de la comunidad, Megaron, dijo a The Associated Press que el presidente Jair Bolsonaro debería impedir el ingreso ilegal al territorio de taladores, mineros y pescadores, cuyas incursiones han acelerado la propagación del virus, según él.
Bolsonaro ha alentado la explotación de la Amazonia, sin respetar las tierras indígenas, a pesar de que el organismo estatal Fundación Nacional Indígena (FUNAI) emitió una orden a mediados de marzo que prohíbe el acceso a esas tierras debido al virus. Sin embargo, según informes de la prensa brasileña, misioneros, agentes de salud, hacheros y mineros introdujeron el virus en esas zonas.
«No somos nosotros los que salimos y llevamos (el virus)», dijo Megaron. «Hay gente que aprovecha esta enfermedad para invadir tierra indígena».
Recibió las preguntas de AP el 13 de mayo, pero su gente solo pudo traer la respuesta el miércoles debido a su ubicación remota en Xingu, que abarca más de 2,6 millones de hectáreas en el centro de Brasil. La habitan más de 5.500 indígenas de 14 grupos étnicos.
Megaron, sobrino del destacado ambientalista Raoni Metuktire, dijo que su comunidad vive presa del miedo al coronavirus.
«Es obligación del gobierno cuidar nuestra tierra, nuestra comunidad, darnos ayuda, atención, ahora más que nunca porque esta enfermedad está matando a mucha gente. Nuestro pedido es ser aislados en nuestra aldea hasta que el gobierno o el ministerio de salud digan que no hay más covid-19», dijo.
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Un video obtenido por AP, fechado el lunes, muestra a una docena de hombres indígenas impidiendo la entrada a una aldea kayapo.
La FUNAI ha respondido lentamente, dijeron empleados suyos en la Amazonia a la AP la semana pasada, quienes hablaron bajo la condición de no ser identificados por temor a las represalias. La agencia respondió que ha tomado «todas las medidas a su alcance» para la pandemia, con distribución de alimentos y equipos de protección personal, entre otras.
Si bien el gobierno dice que han muerto 40 indígenas en las reservas, los activistas sostienen que las muertes suman unas 150 en todo Brasil, incluidas las ciudades. La cifra probablemente es más alta porque los hospitales no suelen registrar a los indígenas por sus nombres.
Bolsonaro es un fuerte detractor de los grupos ambientalistas y las ONG que trabajan con los indígenas. Sostiene, además, que la reacción al coronavirus ha sido excesiva y condena las cuarentenas impuestas por autoridades locales con el argumento de que los trastornos a la economía matan más gente que el virus.