Sucesos especialmente curiosas se han visto en medio de las cuarentenas. El hombre se ha encerrado en sus casas y los animales han aprovechado para dejar sus cada vez más limitados espacios y lanzarse a zonas más abiertas.
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Y este fenómeno generó el avistamiento de la rata chinchilla de Machu Picchu, que se pensaba extinta desde 1916, cuando un grupo de científicos entró restos óseos recientes de este roedor.
Pasaron más de 100 años en que esta especie ya se daba por desaparecida. Y en todo este tiempo, la ciudad inca se transformó en un poco del turismo peruano, con cientos de visitantes al día.
Con todo este ajetreo de personas, muchos animales optaron por alejarse de las ruinas que antes fueron su hábitat.
En 2009, una foto borrosa hizo pensar a muchos que la rata chinchilla de Machu Picchu seguía viva, pero la imagen era de tan mala calidad, que nunca fue validada como una prueba científica de que e roedor no estaba extinto.
Hasta que llegaron las cuarentenas y la ciudad inca recuperó su paz…
Un equipo de investigadores instó una serie de cámaras en diferentes «senderos» de animales para ver si lograban los imposible: confirmar que la rata chinchilla seguía con vida.
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Y el esfuerzo tuvo su premio, cuando una de estas cámaras captó de forma clara e irrefutable que el roedor sigue con vida.
«Esto se logró luego de un trabajo de monitoreo de más de 20 años, hasta que finalmente obtuvimos este registro cerca al último tramo del Camino Inca a Machu Picchu, ahora la subsistencia de esta especie es irrefutable», aseguró el biólogo Ernesto Escalante, jefe del Santuario Histórico de Machu Picchu.