La Segunda Sala de la Corte Suprema rechazó el recurso de queja presentado por la defensa de Mauricio Hernández Norambuena, condenado por el homicidio del senador Jaime Guzmán y el secuestro del empresario Cristián Edwards, con que pretendía rebajar la pena de 30 años de presidio impuesta por el ministro en visita Mario Carroza, en cumplimiento del acuerdo internacional que permitió su extradición y el cumplimiento de su condena en el país.
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Mediante el recurso de queja, la defensa del «Comandante Ramiro» pretendía que se le condenara a una pena de 20 años de presidio mayor en su grado medio y que se imputara a la pena impuesta el tiempo que estuvo privado de libertad en Brasil por el secuestro del publicista Washington Olivera. Ambas pretensiones fueron rechazadas por el máximo tribunal.
Al respecto, el presidente del Consejo de Defensa del Estado, Juan Antonio Peribonio, sostuvo que el CDE «ha intervenido desde el inicio en este juicio, compareciendo en todas sus instancias con el fin de que este condenado cumpla efectivamente su pena y, además, permite dar cumplimiento al acuerdo que posibilitó su extradición a Chile. Hoy la Corte Suprema ha denegado la petición de rebaja de esta condena, precisamente, en cumplimiento de ese acuerdo”.
«El fallo permite al Estado de Chile cumplir con las obligaciones internacionales contraídas respecto de los procesos de extradición y constituye una buena señal en materia de colaboración entre los países para la persecución penal, que en este caso favorecerá, además, la extradición de las personas que aun se encuentran fuera de Chile cumpliendo condenas por estos delitos”, agregó Peribonio.
En septiembre de 2019, con el objetivo de dar cumplimiento a las condiciones acordadas con Brasil para su extradición, el ministro Carroza le impuso a Mauricio Hernández Norambuena dos penas de 15 años de presidio, dado que el acuerdo estableció que debía cumplir una pena no superior a 30 años, la condena máxima aplicable allá. Originalmente, previo a su fuga de la cárcel pública ocurrida en 1996, el «Comandante Ramiro» había sido condenado a presidio perpetuo por ambos crímenes.