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Coronavirus y discriminación: personas en situación de discapacidad serían los últimos en la lista por un ventilador mecánico

El caso de Oscar Walter, un hombre de 38 años con Síndrome de Down que falleció esperando un respirador artificial encendió las alertas en las organizaciones de personas en situación de discapacidad.

Una preocupante situación viven las personas en situación de discapacidad en nuestro país, con el miedo de contraer coronavirus, ya que, según denuncian las propias familias y personal hospitalario, no son consideradas a la hora de necesitar un ventilador mecánico.

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Así fue el caso de Oscar Walter, un hombre de 38 años con Síndrome de Down, que estaba perfectamente sano antes de que le diera coronavirus. Muy querido por la comunidad y su familia, amante del fútbol y de Colo Colo.

Según denuncia la familia, todo partió cuando su padrastro se empezó a sentir mal. Trabaja repartiendo harina, una de las labores esenciales que no pueden hacer cuarentena. Al llegar al Sapu de Renca no le quisieron hacer el examen PCR y lo devolvieron a la casa. Pasados tres días lo encontraron desmayado en el baño por la fiebre y, luego de horas de espera, llegó una ambulancia a llevarlo al Hospital Clínico Félix Bulnes, donde le hicieron el examen por coronavirus, le bajaron la fiebre y lo mandaron para la casa. A pie, sin mascarilla. Sin saber el resultado, intentó aislarse en su pieza, pero el contacto con el resto de la familia era inevitable. La preocupación fue aumentando, y los síntomas del resto de la familia también. Oscar fue el que más rápido empeoró. Intentaron que alguien fuera a verlo, pero no sucedió.

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Jeniffer Walter, hermana de Oscar, comenta que: «Del hospital fueron después de dos semanas y media que mi padrastro había estado en el hospital porque recién ahí tenía listo el examen. Dos semanas y media con mi padrastro que había salido positivo. Ahí encontraron a mi hermano súper mal, y se lo llevaron con 100%o de oxígeno al hospital». También se llevaron a su madre. 

Negligencias en el hospital en casos de coronavirus positivo

De ahí, sucedieron una serie de negligencias por las que la familia se va a querellar en contra del hospital, con el abogado Hernán Encina. «Cuando entro, porque para entrar tuve que hacer escándalo realmente porque no te dejan, veo que mi hermano estuvo sentado en una silla de ruedas toda la noche, conectado al puro oxígeno y estaba mal. Peleé con medio mundo para que, por último, le consiguieran una cama. Cuando hubo cama él estuvo esos cinco días hospitalizado en urgencias, porque ni siquiera lo trasladaron al sector crítico. Cuando yo llegué eso fue lo que me dijeron, que estaba crítico«, comenta Jeniffer. 

Oscar Walter, quien murió en espera de un ventilador mecánico.

«En el baño no había confort ni jabón, yo tenía que llevar mi alcohol gel. Si tenía que ir al baño, lo tenía que llevar yo, si había que bañarlo, lo tenía que hacer yo. Nunca una enfermera nos ayudó, nadie. Hubo un día en el que mi padrastro no se pudo quedar con él en la noche y nosotros avisamos en el hospital para que estuvieran un día pendiente de él, y al llegar a verlo estaba todo orinado, todo mojado, nadie lo fue a ver. La neumonía que tenía se agravó más con la humedad y el frío«, denuncia Jeniffer. El ventilador se volvió urgente, pero nunca llegó. Murió el 26 de mayo a las 22:27.

«Lo que me dieron a entender ellos fue que los niños con Síndrome de Down viven hasta como los 15, 16 años, entonces yo como hermana había sido privilegiada por tenerlo vivo hasta esta edad. Para mí fue un caso de discriminación. ¿Por qué otras personas los trasladaban a otro hospital? ¿Por qué a otras personas los conectaban al ventilador que necesitaban? ¿Por qué a él no si llegó antes que esas otras personas?, cuestionó Jennifer. 

En un escueto comunicado, el Hospital Clínico Félix Bulnes comentó:»Como Hospital lamentamos profundamente el fallecimiento del Sr. Oscar Luis Walter Díaz (38), quien ingresó el día Lunes 22 de mayo a la Urgencia Adulto, otorgándole todas las prestaciones asistenciales requeridas para la condición clínica del paciente. Como centro asistencial se han realizado todas las gestiones de reconversión de camas de distintas áreas clínicas, tanto médicas como de Unidad de Paciente Crítico para responderla emergencia sanitaria que nuestro país se enfrenta».

Este no ha sido el único caso; Yerka Morales, una mujer de 40 años con Síndrome de Down estuvo en la misma situación que Oscar, pero por la presión mediática y una campaña por redes sociales que realizó la familia, pudo contar con un ventilador en el Hospital Padre Hurtado.  En entrevista con Chilevisión, la hermana de Yerka comentó:“El doctor dijo que mi hermana estaba grave y que necesitaba urgente una cama UCI pero que había que esperar porque la prioridad se les estaba dando a jóvenes y no a persona adultas ni con discapacidad”.

También existen denuncias en redes sociales, pero las personas no quisieron hacer referencia al tema para esta nota, por miedo a ser despedidas.

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Organizaciones de personas en situación de discapacidad en contra de la discriminación

Para Carlos Kaiser, director ejecutivo de la ONG Inclusiva denuncia los daños psicológicos que trae este tipo de discriminaciones en la comunidad. «Imagínate lo que es saber y tener la certeza, por declaraciones y comportamientos de muchos hospitales, no de todos, que si nos enfermamos no nos van a atender. No vamos a ser prioritarios. A nosotros nos parece un acto discriminatorio. No puede estar condicionado el derecho a la salud por discapacidad, por ingresos o por conceptos imaginarios como calidad de vida. Cuando tú ves este horrible protocolo generado por la Universidad Católica para la mesa Social de Covid-19, donde dice que en caso de tener que decir por camas u otras decisiones clínicas, cita la calidad de vida como un medio a seguir. ¿Qué es calidad de vida? O sea, quiere decir que si un médico le dicen eso y él piensa que una persona con síndrome de Down tiene menos calidad de vida que otra, le quita el acceso a la vida, o atención médica o a la dignidad. Yo soy una persona que he nacido sin mis extremidades completas, quiere decir que a lo mejor porque me cuesta cosas, alguien podría inferir que no tengo derecho a la vida porque mi calidad de vida estaría diferenciada. Nos parece horrible«.

Para María José Escudero, directora ejecutiva de la fundación Ronda Chile: «Condenamos profundamente que hechos como este ocurran en nuestro país, en donde a las personas con discapacidad se les sigue viendo como ciudadanos de segunda clase. Que no se nos olvide que Chile ratificó en 2008 la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la cual prohíbe la discriminación y asegura la protección y atención de salud de este grupo ante una catástrofe. Naciones Unidas ha emitido reportes y ha hecho un llamado a los gobernantes del mundo, a que pongan en prioridad a las personas con discapacidad, ¿por qué seguimos obviando esto? No queremos seguir lamentando casos como el de Yerka, que si no es por la prensa, no tendría hoy un ventilador mecánico, o lamentar fallecimientos como el de Óscar. Necesitamos medidas y acciones ya por parte del gobierno, esto no puede esperar».

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