Después del asesinato de George Floyd, el estallido social que le siguió exige medidas concretas contra la violencia y el racismo de las autoridades estadounidenses. La gente ya no quiere solo discursos.
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En esta línea, una de las primeras instituciones que anunció medidas palpables es la Marina de Estados Unidos, que anunció a prohibición del uso de la bandera confederada, el estandarte que aglutinó a los esclavistas sediciosos en el alzamiento contra el gobierno constitucional de Abraham Lincoln, movimiento que inició la Guerra de Secesión (1861-1865).
La Marina decidió prohibir esta bandera porque actualmente grupos racistas y violentos la enarbolan para definirse, valores que no representan a la rama armada. “La bandera de batalla Confederada ha sido cooptada con demasiada frecuencia por grupos violentos extremistas y racistas cuyas creencias divisivas no tienen cabida en nuestro Cuerpo”, aseguró la institución.
El comandante del Cuerpo de Infantería de Marina, general David Berger, aseguró que “estoy consciente de que muchas personas creen que esa bandera es un símbolo de herencia u orgullo regional, pero también soy consciente de los sentimientos de dolor y rechazo de quienes heredaron la memoria cultural y los efectos actuales del flagelo de la esclavitud en nuestro país”.