El trabajo de los profesionales de la salud no siempre es visible. Sabemos que son los héroes de esta pandemia. Día a día entregando su energía para salvar vidas, ante un virus mortal que ataca al mundo entero. Sin embargo, ese esfuerzo requiere no sólo de esfuerzo físico. Sino que también de un desgaste emocional bastante potente. Una muestra de aquello es lo que pudimos ver hoy en televisión, con la doctora Carolina Herrera.
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Herrera es un rostro frecuente de Canal 13. Suele ir al matinal «Bienvenidos» y también al programa «Aquí somos todos». Si bien, por lo general asiste para entregar mayor información sobre el virus y cómo prevenirlo, esta vez fue a hablar de su labor en la UCI y se emocionó. La profesional trabaja en el Hospital de la Fach. Y en cámara dijo «la UCI es mi vida”.
Informar el estado de salud a los familiares
Toda persona que tenga a un ser querido internado en la UCI estará preocupado. No por nada esas siglas significan «Unidad de Cuidados Intensivos». Más ahora, donde los familiares solo pueden ser informados por teléfono. No los pueden visitar. Y la dura tarea de informarlos, fue parte de lo que relató la doctora. Herrera contó lo difícil que es tener que informar a la familia, especialmente cuando tienen que darles malas noticias.
“En este momento no hay contención emocional. Uno entra al turno e inmediatamente empiezas a sentir esa angustia», dijo. Agregó que además “estás con susto de no hacerlo bien”.
«Mis pacientes iban naufragando y no tenía como sacarlos»
“El martes pasado, yo sentía que mis ocho pacientes iban naufragando y no tenía cómo sacarlos (…), pero uno dice ‘cómo explicarle a las personas que no hay tratamiento’. Y lo otro muy importante, es que se trata de una enfermedad de los pulmones, contra la que la persona tiene que pelear sola, y uno le pone el ventilador solo para mantenerlo vivo mientras él da la pelea”,contó la profesional.
A tal punto la ha afectado esta situación, que Herrera afirmó: “Ya no soy la misma persona de hace seis meses”. “En mi casa los platos los lava mi hija, hay rumas de ropa que no están planchadas, barro cuando puedo, comparto con mi marido, mis dos perros, hago lo que puedo”, señaló. La doctora, como muchas otras mujeres que deben seguir trabajando en medio de esta pandemia, debe lidiar con dos realidades que se han visto afectadas: su casa y el hospital.
Buscar apoyo en la familia
La doctora también habló de lo importante que es conectarse con los seres queridos en este momento. “Nadie sabe de esto (de la enfermedad), nosotros no sabemos, menos la gente. (Por eso) Hay que conectarse con los afectos. Si hoy tenemos un enojo con su mamá o un hermano, llámelo y dígale que todo quedó en el pasado, porque uno no sabe que puede pasar mañana”, recomendó.
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“Yo he tenido varias penas en la vida. Cuando estuve en cuarto medio mi padre nos abandonó y supe que hace un año murió y nunca me enteré. Pero superé eso y perdoné”, relató.En medio de la emotiva conversación, la profesional recibió el llamado sorpresa de su marido, el psiquiatra Eugenio Olea. “Ella es una mujer extraordinaria, es como es, no es de dobles caras. Es un fenómeno de la naturaleza”, dijo.
Habían estado separados por 13 años, pero se volvieron a encontrar. «Creo que el habernos reencontrado fue un regalo del cielo”, aseguró la profesional. Respecto a la batalla de los médicos, su esposo quien es psiquiatra señaló que “todas las personas del área de la salud necesitan mucho apoyo».