El mandatario Jair Bolsonaro alimentó la preocupación por una eventual ruptura democrática en Brasil al asegurar que los militares obedecen al presidente y pueden ignorar otras órdenes, luego de que la Suprema Corte declaró que las fuerzas armadas no pueden ser accionadas para calmar conflictos entre poderes.
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«Las Fuerzas Armadas de Brasil no cumplen órdenes absurdas, como por ejemplo la toma del poder. Tampoco aceptan intentos de toma del poder por otro poder, sin tener en cuenta las leyes, o por juzgamientos políticos», dijo Bolsonaro la noche del viernes en una nota de la Secretaría de Comunicación replicada en sus redes sociales y firmada por el vicepresidente, general Hamilton Mourão, y el Ministro de Defensa, general Fernando Azevedo.
El comunicado del Ejecutivo apareció horas después de un fallo del juez y vicepresidente de la Corte, Luiz Fux, en el que aclaró que el poder de los militares es limitado y rechazó la posibilidad de que asuma un papel «moderador» ante un eventual conflicto entre poderes.
Los constantes roces entre poderes agitan los temores de una inminente crisis institucional en la mayor nación de Latinoamérica, acentuados durante la pandemia del coronavirus.
En los últimos días, el Congreso y la Suprema Corte cuestionaron decisiones del gobierno y ejercieron presión para que el Ejecutivo retomara la publicación de información completa del covid-19 en Brasil, que ya ha dejado casi 42.000 muertos. El supremo tribunal comenzó a juzgar esta semana la legalidad de un proceso en el que se investiga una red de noticias falsas supuestamente liderada por aliados de Bolsonaro.
Un partido opositor había requerido a la Suprema Corte que definiera los límites de la Fuerzas Armadas, luego de que el propio presidente y sus seguidores agitaran la posibilidad de que los militares puedan intervenir otros poderes en una crisis, presuntamente amparados en un un artículo constitucional. El pedido de intervención y cierre del Congreso y el Supremo Tribunal ha sido una consigna repetida por seguidores de Bolsonaro en protestas a su favor, algunas de las cuales el propio presidente participó.
«Se excluye cualquier posibilidad de interpretación (de la Constitución) que permita la utilización (de la Fuerzas Armadas) para indebidas intromisiones en el funcionamiento independiente de poderes», aseguró Fux, quien manifestó que los militares son un órgano del estado y no del gobierno.
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Paulo Calmon, politólogo y profesor de la Universidad de Brasilia, dijo a The Associated Press que la nota de Bolsonaro aparece como un desafío del Ejecutivo que excede la discusión sobre la cuestión del papel de los militares. «El gobierno muestra que no va a aceptar pasivamente las decisiones de la Corte, no sólo sobre los militares, sino en varios procesos que se tramitan y alcanzan directamente al presidente y a sus hijos», señaló.
Bolsonaro criticó el 28 de mayo una operación de la Policía ordenada por la Corte en un proceso que alcanza a empresarios, activistas digitales y políticos aliados del presidente, supuestos integrantes de una red que disparaba en masa posts en redes sociales falsos y difamatorios contra contra los miembros del máximo tribunal.
«Las cosas tienen un límite. Ayer fue el último día. ¡Acabó carajo!», había dicho el presidente a periodistas a la salida de la residencia presidencial de la Alvorada, un día después de los allanamientos.
Además de esa investigación por la presunta red de noticias falsas, el Tribunal Superior Electoral, integrado entre otros por tres miembros de la Corte, retomó esta semana el trámite de un proceso en el que se pide la destitución de la fórmula presidencial porque presuntamente habría tomado ventaja en la elección de 2018 debido a un ataque en una red social. Se espera que ese trámite, incómodo para el presidente, sea rechazado.
La decisión de la Corte, que apuntaba a cerrar una discusión, puede provocar un efecto indeseado y exacerbar las tensiones tras la respuesta del ejecutivo, estimó Calmon. «El episodio apunta para la continuidad y quizá un agravamiento de la crisis institucional».