Brasil está realizando pruebas con tres vacunas experimentales contra el covid-19, pero el ministro interino de Salud, Eduardo Pazuello, reconoció que el gobierno que encabeza Jair Bolsonaro no ha concretado un acuerdo para abastecerse del fármaco en caso de que funcione.
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En tanto, otros países ya se han asegurado de cientos de millones de dosis de una vacuna creada por la Universidad de Oxford.
Las pruebas clínicas comenzaron el lunes pasado en Sao Paulo y este miércoles 24 de junio empezaron en Río de Janeiro, y están destinadas a cinco mil profesionales de salud.
«Trabajamos directamente con las tres vacunas más prometedoras», dijo Eduardo Pazuello, refiriéndose a la que se desarrolla en Oxford, a una elaborada por la compañía estadounidense Moderna y a otra experimental procedente de China, sin dar más detalles.
La respuesta del país sudamericano a la pandemia del coronavirus ha sido fuertemente criticada desde marzo, cuando el presidente Jair Bolsonaro comenzó a desafiar las recomendaciones de distanciamiento social.
Y por ello esta semana el juez Renato Coelho le ordenó que debía utilizar mascarilla siempre que salga a la vía pública en la capital, Brasilia, pues consideró que «ha expuesto a otras personas al contagio de una enfermedad que ha estremecido a la nación».
Eduardo Pazuello, un general del ejército con un largo historial en temas logísticos, habló de las gestiones de Brasil para adquirir una vacuna contra el coronavirus y luego contar con la tecnología necesaria para su fabricación. El regulador nacional de salud Anvisa aprobó este mes las pruebas clínicas en humanos para una posible inmunización.
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Brasil es el segundo país del mundo con más contagiados y muertos tras Estados Unidos, de acuerdo a los datos de esta jornada de la Universidad Jonhs Hoskins, con 1.145.906 enfermos y 52.645 decesos.
Jair Bolsonaro ha sido criticado por restarle importancia a la respuesta de su gobierno a la pandemia, y ha comparado a la enfermedad con una «gripe pequeña».
En fines de semana recientes, el presidente se ha integrado con el rostro descubierto a las multitudes que protestan contra el Congreso y el Supremo Tribunal. También ha visitado pastelerías y kioscos de comida, atrayendo a grupos de seguidores y curiosos.
Antes de los ensayos con vacunas, Jair Bolsonaro promocionó repetidamente el uso de la cloroquina para tratar la enfermedad, pese a que expertos en salud descartaron su eficacia.
Brasil probará durante julio otra vacuna experimental, de la compañía china Sinovac Biotech, según el gobierno de Sao Paulo. Sinovac tiene un acuerdo de producción con el Instituto Butantan del estado paulista y se prevé que el estudio cuente con la participación de unos nueve mil brasileños.
