La familia de Berta Campos Carrera, de 67 años, enterró el cuerpo de su querida madre, abuela y suegra la tarde del lunes 22 de junio en el Cementerio Parque «Nueva Jerusalém», con la profunda tristeza de la partida, pero también con rabia e impotencia por no haberla encontrado por casi tres días al interior del Hospital Barros Luco Trudeau.
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Su hijo, Víctor Vidal Campos denuncia que sin explicación alguna él dejó de recibir detalles del estado de salud de su madre la mañana del miércoles 17 de junio y que por dos días no volvió a saber de ella, salvo que «parece que le dieron de alta», según le comentaron unos conocidos que trabajan en el Servicio de Salud Metropolitano Sur, la oficina administrativa del Minsal, a cargo del mega recinto que acoge a gran parte de la demanda hospitalaria de la zona sur de Santiago.
El certificado de defunción y sepultación de Berta Teresa Campos Carrera señala que murió el miércoles 17 de junio a las 23:51 horas a causa de una «insuficiencia respiratoria aguda, neumonía originada por covid-19».
En un reportaje de AgenciaUNO, Víctor Vidal relata cómo enfrentó los días de angustia que él y su familia vivieron a raíz de esta situación. «Ella se sintió algo resfriada el martes 2 de junio, y la llevamos al Centro Medico Ochagavía, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, donde vivía, y ese médico nos dijo que la lleváramos al SAPU, que es el Amador Neghme, en la Avenida Club Hípico, donde no alcanzó a estar dos horas y la mandaron al Hospital Barros Luco», parte contando.
«Yo no sé si se contagió de covid-19 en el SAPU o en los dos días que estuvo en la urgencia del Barros Luco», porque «ella no aguantaba la saturación» y ese mismo día, «a eso de las 19:30 horas me llamaron para decirme que quedaría hospitalizada. De ahí, el viernes 5 de junio pasó a la cama 32 de la sección del Trudeau, según nos ratificaron».
Horas de angustia
«Mi mamá estuvo hospitalizada entre el 5 y el 17, estable dentro de su gravedad, consciente, y ese día, el miércoles 17 un médico me llamó y hasta le mande una videollamada a ella, porque estaba igual, pero no descompensada. Después, ni el jueves 18 ni el viernes 19 me llamaron, y ahí un primo que trabaja en Salud a quien yo contacté, me respondió que mi mamá supuestamente estaba ‘de alta’, y por eso concurrí desde Renca al Hospital Barros Luco el sábado 20 y el médico no se explicaba cómo mi mamá no estaba» apunta Víctor Vidal al describir horas de angustia que vivieron sin saber dónde se encontraba Berta.
Vidal afirma que «porque yo trabajo en el rubro funerario, unos colegas me recomendaron ir a Anatomía Patológica» y el resultado fue, según el apesadumbrado hijo que «mi mamá estaba ahí», insistiendo que ellos llegaron a esa sección más por la experiencia adquirida, que por una correcta información desde el recinto hospitalario.
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Víctor continúa su relato detallando que «el médico nunca encontró a mi mamá en la sala, y yo subí a decirle que donde estaba, aunque ya sabía que estaba en la morgue, pero quería que me reconocieran que a ellos se les había perdido el cadáver», por lo que insiste que «no le quise decir que yo sabía, y le planteé que me había venido de Renca sin desayuno, ni menos almuerzo, y que debía volver a mi casa, a lo que el médico se comprometió a llamarme en la tarde del sábado para decirme que había ocurrido».
Ese llamado Vidal lo cifra cerca de las 18:00 horas del sábado, momento en que le comenta al médico que por la hora y el viaje es imposible ir al Hospital nuevamente, por lo que el médico le notifica por teléfono que su madre había fallecido la noche del miércoles 17 de junio, y que por dos días «habían llamado a un número de contacto que aparecía en la ficha clínica, el cual siempre sonaba apagado y con la notificación de la compañía proveedora».
En la familia Vidal Campos se preguntan cómo se cometió un error en menos de 12 horas, ya que ese mismo miércoles por la mañana lo habían llamado a su celular para hacerle una videollamada a su madre y después de eso todo cambió abruptamente hasta encontrarla en un saco sellado en la Unidad de Anatomía Patológica del Hospital Barros Luco Trudeau, pero por su instinto y conocimientos funerarios, y no por una correcta notificación desde el recinto asistencial.
Por lo mismo, es que Víctor Vidal analiza iniciar acciones legales con un abogado en contra de la dirección del Hospital, pero antes de ello quiso denunciar de su caso a los medios de comunicación, «porque no queremos que le ocurra lo mismo a otras familias» especialmente sin recursos o datos como los que tuvieron ellos.
La versión del hospital
El martes 23 de junio, la página web del Hospital Barros Luco Trudeau subió una entrevista al jefe del Centro de la Unidad de Anatomía Patológica, el tecnólogo médico Hernán Urbano (hoy a cargo de todos los espacios habilitados para disponer los pacientes que fallecen producto del Covid-19), en la que sostiene que «la demanda ha aumentado importantemente, pero nuestra unidad no está colapsada».
«Sumado a los recintos propios que siempre hemos tenido, hemos acondicionado nuevos dispositivos para este fin, alcanzando un máximo de almacenamiento de cien cupos”, afirma. Según los datos oficiales del hospital, durante el último mes y en el contexto sanitario, en promedio, han fallecido 16 personas diariamente.
«La lamentable cantidad de personas fallecidas que tenemos en nuestros lugares habilitados durante el día es altamente fluctuante, mientras que el promedio de entregas es de 16 fallecidos diarios», dice Urbano, quien agrega que «se han presentado peaks por diversas causas, llegando incluso a las 24 entregas».
En el caso de Berta Campos Carrera, desde el Hospital Barros Luco establecieron que «hasta el 17 de junio hay registro de que se le entregó a los familiares la información diaria respecto del estado crítico de salud de la paciente, no obstante, tal como como quedó consignado en la ficha clínica e inmediatamente después de ocurrido el lamentable fallecimiento, los equipos intentaron comunicarse con los familiares en reiteradas oportunidades, sin embargo esto no se efectuó, hecho que se reiteró durante los dos días posteriores, por razones que serán investigadas al interior del Servicio Médico Quirúrgico».
De igual forma, desde el centro asistencial declararon que «en el marco de la pandemia y considerando que la visitas están suspendidas, se instruyó a los servicios que son estos los que deben informar a los tutores el estado de salud de los pacientes, lo cual se ha llevado a cabo óptimamente, sin embargo, debido a la alta presión asistencial a la que se han visto sometidos los equipos, a que en oportunidades se administran dos o más teléfonos de contacto de los familiares y a que en algunas ocasiones llama más de un familiar por paciente, la comunicación puede verse afectada y en ese contexto, se trabaja permanentemente en el reforzamiento de este proceso».