El presidente argentino Alberto Fernández anunció el viernes una extensión y reforzamiento de la cuarentena en Buenos Aires y su cinturón urbano que implicará restricciones en la circulación del transporte público y la paralización de miles de comercios ante el aumento de los casos del nuevo coronavirus.
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Las medidas están destinadas a la capital y una treintena de localidades que la rodean situadas en la provincia de Buenos Aires, donde se concentran la mayoría de los contagios. En en resto del país la presencia del virus está mucho más acotada.
En los últimos días, el contagio del virus aumentó exponencialmente en el AMBA. Por eso decidimos con @KicillofOK y @horaciorlarreta que debíamos tomar medidas más restrictivas a la circulación. Lo hacemos con un solo objetivo: proteger la vida de los argentinos. pic.twitter.com/hR6X0Th1e9
— Alberto Fernández (@alferdez) June 26, 2020
«El 97% de los casos que se detectan ocurren en el área metropolitana de Buenos Aires y en los últimos días el aumento de los contagios es llamativo», señaló Fernández en un mensaje grabado en el que estaba acompañado por los jefes de gobierno de la capital y de la provincia de Buenos Aires.
En todo el país el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva -no sólo por covid-19- es de 48% y asciende a 54% en Buenos Aires y sus localidades cercanas.
«Las medidas buscan preservar a los ciudadanos, volver a cerrar el área para que se reduzca la circulación, se reduzcan los contagios y se desocupen camas» en los hospitales, indicó.
Fernández dijo que a partir del lunes el transporte público será usado únicamente por los trabajadores de una veintena de actividades esenciales, quienes a su vez tendrán que renovar sus permisos de circulación.
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En tanto desde el miércoles y hasta el 17 de julio solamente estarán habilitados los comercios esenciales relacionados con la seguridad, la salud y la alimentación, como los supermercados y farmacias.
También seguirán funcionando varias fábricas que no pueden detener su producción y aquellas que producen con fines de exportación.
La población no incluida en las actividades esenciales deberá quedarse en casa.
«El miércoles vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y sólo salgan para buscar provisiones. Desde el 1 al 17 de julio eso va a funcionar así en toda el área metropolitana», dijo el mandatario.
Asimismo estarán exceptuados de ir a sus lugares de trabajo todos los empleados públicos.
Por otro lado, se prohibieron las actividades físicas al aire libre en la ciudad aunque seguirán vigentes la salidas de los menores con sus padres para dar paseos durante los fines de semana.
Fernández admitió que las medidas agudizarán la crisis económica que recrudeció desde que el 20 de marzo comenzó el periodo de aislamiento, uno de los más extensos de la región.
«Estas decisiones tienen una consecuencia económica. Escucho perfectamente los problemas de los que tienen comercios, de los trabajadores autónomos; tratamos de socorrer a todos con el apoyo del Estado al sector privado», señaló el mandatario. Al respecto indicó que las ayudas brindadas a los trabajadores y empresas continuarán.
Fernández afirmó que la economía «se recupera, lo que lamentablemente no vamos a recuperar son esos mil argentinos que nos dejaron… no podemos dejar que ese número crezca sin que hagamos algo».
Las autoridades informaron el viernes 17 nuevos fallecimientos por coronavirus, lo que elevó a 1.167 la cifra de muertos. Más de 51.000 personas están infectadas.
Desde el 20 de marzo han permanecido cerrados, entre otros, centros comerciales, museos, estadios de fútbol, teatros, cines, gimnasios, peluquerías y restaurantes, aunque éstos últimos funcionan con la modalidad de envío a domicilio o retiro de comida.
Pero en las últimas semanas habían reabierto cientos de negocios de distintos sectores como indumentaria y calzado, electrodomésticos y muebles, con el consiguiente incremento de la circulación en la calle y en medios de transporte público.
La vuelta atrás se produce después de casi 100 días de una cuarentena que ha causado fatiga social, una creciente crisis económica y ante una eventual saturación del sistema sanitario en julio y agosto.
La medida implica un golpe fuerte para los comercios de la capital argentina. Desde que comenzó la cuarentena, unos 20.000 los locales no pudieron aguantar tantos días de inactividad y se vieron obligados a cerrar de manera definitiva.