En San Diego, California, el encierro terminó y la gente ya puede volver a las calles, pero cumpliendo ciertas normas, como el uso de mascarillas y el respeto a la distancia segura, elementos obligatorios en restaurantes tiendas, transporte público, entre otros lugares.
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En esta nueva realidad, Amber Lynn Gilles entró a una tienda de Starbucks para tomar un café, pero sin estar usando mascarilla. Fue atendida por Lenin Gutierrez, quien fue tajante con ella: no se le vendaría nada si no usa cubreboca.
La clienta no quedó muy molesta y no encontró nada mejor que fumar al joven vendedor en las redes sociales, y subió una foto de Gutierrez con el siguiente mensaje: «Conozcan a lenen (mal escrito) de Starbucks, quien se negó a atenderme porque no llevaba una máscara. La próxima vez esperaré a los policías y traeré una exención médica».
Fue un grave error de Lynn Gilles, porque su post se transformó en viral y se llenó de comentarios, la mayoría criticándola en duros términos. La mujer respondió las primeras críticas argumentando problemas médicos para llevar mascarillas, pero nada fue suficiente para detener la ola de cuestionamientos contra la mujer.
A tal punto que las redes sociales no se se limitaron a cuestionar la actitud de la clienta, sino que también empatizaron con Gutierrez, al cual abrieron una colecta en las mismas RRSS donde acumularon US$80.000 de «propina», unos 73 millones de pesos chilenos, por haber defendido el cumplimiento de las normas sanitarias post pandemia.