Puede parecer ciencia ficción, pero no lo es. Un grupo de científicos de la Universidad de California de San Francisco calificaron al virus como «zombie». Esto, tras tomar imágenes microscópicas de células humanas infectadas por el virus SARS-CoV-2. La comparación tiene sentido si se analiza.
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Señalan que el virus, de cierta manera «zombifica» las células humanas. Esto, al hacer que broten tentáculos de ellas para extenderse por todo el cuerpo. Esas «espigas» en forma de tentáculo son conocidas como filopodia. Describieron la acción del virus como algo «siniestro».
¿Cómo ataca el virus?
Los investigadores creen que el virus que causa la enfermedad covid-19 usa los tentáculos para “navegar” hacia las células sanas. Ahí, inyecta su veneno viral en ellas y crea más células «zombis». Hasta antes de este estudio, se pensaba que el proceso de infección era similar al de otros virus: al adherirse a las células sanas y finalmente convirtiéndolas en máquinas copiadoras. Pero, en personas con sistemas inmunes saludables, el cuerpo puede combatir la mayoría del virus y evitar que se replique en grandes cantidades en el cuerpo.
El último descubrimiento parece mostrar que el coronavirus, en algún momento de su evolución, ha desarrollado un plan de respaldo para sortear al sistema inmune. El hallazgo ha sido descrito como un “salto sorprendente” en la lucha contra el coronavirus y puede abrir la puerta a una gran cantidad de nuevas opciones de tratamiento.
Un virus siniestro
Uno de los investigadores, Nevan Krogan, profesor de farmacología celular y molecular en la Universidad de California e investigador principal, le dijo al LA Times que “es muy siniestro que el virus use otros mecanismos para infectar otras células antes de matarlas”. Es que otros virus, incluidos el VIH y la viruela, también usan filopodia como una forma de propagar la infección a través del cuerpo.
Pero Krogan advirtió que la forma en que covid-19 puede hacer crecer los tentáculos tan rápidamente es muy inusual. Agregó que “su forma, que sobresale de la celda hacia otras células como ramas de un árbol, también era extraña”.
El profesor de microbiólogos de la Universidad de Columbia, Stephen Goff, admitió que el hallazgo era “intrigante”. Pero que “no necesariamente significaba que los tentáculos se estaban comportando como un segundo modo de propagación”. Los científicos detrás del estudio, publicado en la revista Cell, creen que el descubrimiento podría abrir la puerta a nuevos tratamientos.
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