Varios cambios en su hábitat han sufrido los animales que viven en zoológicos. Durante meses, no tuvieron mayor contacto con seres humanos. Sólo sus cuidadores y veterinarios. Estuvieron sin esas decenas de miradas y en silencio. El retorno de los visitantes ha generado cambios en su comportamiento, según reportaron en Valencia, España. Y es que los visitantes regresaron.
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Bioparc de Valencia reabrió sus puertas a finales de junio. También el zoológico Rio Safari de Elche en Alicante. «Antes los grandes gorilas no nos hacían mucho caso y ahora tienen curiosidad, nos miran, nos observan, incluso buscan interactuar», explicó Pepa Crespo, trabajadora de Bioparc Valencia, a medios locales.
Los animales se pegan al cristal para observar a los humanos
Y la reacción de los animales hace parecer que vivimos en un mundo al revés. Señalan que los animales se pegan a rejas y vidrios a observar a los humanos como una novedad. Por ejemplo, señalaron que los cuatro ejemplares de mangabey de cresta negra que habitan en el Río Safari de Elche han tenido esa actitud. «Son monos muy sociales a los que les gusta la presencia de seres humanos y ellos si que han notado especialmente la ausencia de público», señala Anabel Giménez, trabajadora del lugar.
Y es que la ausencia de visitas, también les permitió un tiempo de relajo a solas. Ambos centros señalan que ocurrió un «babyboom» y que más animales se aparearon. Incluso algunas crías ya nacieron.
«Babyboom» que incluso salvó especies
«Hemos tenido varios nacimientos muy importantes, como el de tres crías de dos especies en peligro de extinción, dos gacelas Mohrr y un antílope bongo. Además, tenemos un nuevo habitante muy especial, una cría de hipopótamo», señala Crespo.
También esperanzador ha sido el nacimiento en Río Safari Eleche de dos ciervos de la especie del padre David, un mamífero que corre un grave riesgo de extinción y que solo existe en cautividad. «Han nacido antílopes, cebras, lemures o suricatas. Ha sido un periodo muy fértil», explica Giménez.