Dos iglesias de Nueva York que sirven mayormente a comunidades hispanas tomaron distintos caminos esta semana: Una reabrió sus puertas en plena pandemia del coronavirus, mientras que la otra permaneció cerrada. Las dos comparten la misma tragedia: entre ambas perdieron 134 parroquianos que fallecieron por el covid-19.
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La Iglesia Católica Romana de San Bartolomeo del condado de Queens, donde al menos 74 feligreses murieron por el covid-19, ofreció el lunes sus primeras misas abiertas, en persona, desde mediados de marzo. Una en inglés al mediodía y otra en español por la tarde. La Iglesia Luterana de San Pedro, en Manhattan, que perdió una cantidad parecida de feligreses, en cambio, decidió que todavía no llegó el momento de reabrir.
En la San Bartolomeo, que puede acomodar 800 personas, la mitad de las hileras de bancos estaban cerradas para facilitar el distanciamiento social. Unos 60 creyentes asistieron a la misa en inglés. Excepto por un menor, todos tenían tapabocas.
“Me alegro de volverlos a ver. Se merecen un aplauso”, dijo el pastor Rick Beuther.
El religioso rezó por los fallecidos y les aseguró a los presentes que el amor de Dios “es un vínculo que no se puede quebrar, ni siquiera en situaciones trágicas”.
Beuther había advertido en la página de Facebook de la iglesia que “ésta no será una reapertura con festejos. Será un lento despegue, con mucha cautela”.
Cautela es lo que promulga la San Pedro, que recibe feligreses de toda la ciudad y que dice que por ahora no reanudará los servicios en persona. Nombró una comisión que, asesorada por expertos, analiza cuándo reabrir.
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Personal de San Pedro dice que 60 miembros de esa congregación -que tenía unos 800 fieles antes de la pandemia- han fallecido por el covid-19. Casi todos son parte de los 400 hispanos que asisten a las misas en español.
Los protocolos de la municipalidad permitían a San Pedro reabrir esta semana, con un máximo de 125 fieles, al 25% de su capacidad. Pero el pastor Jared Stahler dijo que sería irresponsable hacerlo dadas las incertidumbres que sigue habiendo.
“En una iglesia que perdió tanta gente, sería una falta moral reabrir ahora”, expresó Stahler. “Le daríamos a la gente una impresión falsa de que todo está bien”.
Los pastores de ambas iglesias se preocupan por el bienestar de sus fieles, muchos de ellos inmigrantes que no tienen permiso de residencia ni acceso a atención médica. Algunos se quedaron sin trabajo. Otros se exponen al virus porque no pueden darse el lujo de quedarse en casa. Tienen que trabajar para sobrevivir.
“Han tenido una verdadera experiencia nuclear. La mayoría de sus familiares están en otros sitios y vienen a la iglesia porque es como su segunda casa”, dijo Beuther.
Entre los que asistieron a la misa del lunes en San Bartolomeo figuró Claudia Balderas. Fue, más que nada, para rezar por su hermano mayor Porfirio Balderas, fallecido el 12 de mayo, a los 63 años, por complicaciones relacionadas con el virus.
“Éste es un lugar especial, que me ayuda mucho”, dijo Balderas, de 51 años. Ella también contrajo el covid-19 y estuvo hospitalizada semanas.
Balderas indicó que las restricciones por el virus impidieron que su familia hiciese un funeral y que enviase el cadáver de Porfirio a su México natal. Familiares de Atlixco colocaron una cruz de madera en la que tallaron su nombre junto a la tumba de su madre. Su esposa conserva las cenizas en una urna funeraria.
San Bartolomeo calcula que al menos 74 feligreses fallecieron por el coronavirus, según correos electrónicos recibidos desde marzo. Pero Beuther dijo que no han hablado con muchos miembros de la congregación y teme que muchos más fieles hayan muerto.
“A medida que reabrimos, el impacto se verá más claramente”, expresó. “Será como un tsunami en lo que se refiere a los muertos, enfermos y, sobre todo, los indocumentados, aquellos que no han podido volver al trabajo y necesitan comer”.
San Bartolomeo y San Pedro mantuvieron sus ministerios activos durante la cuarentena, ofreciendo alimentos a los necesitados, ayudando a pagar por funerales y entierros, y ofreciendo misas por internet.