Decenas de miles de argentinos se manifestaron este jueves en contra del aislamiento y la parálisis económica que acarreó la larga cuarentena aplicada para frenar el nuevo coronavirus. Las protestas organizadas en distintas ciudades del país apuntaron sus críticas al gobierno del presidente Alberto Fernández.
PUBLICIDAD
En medio del aislamiento obligatorio que rige desde el 20 de marzo, miles de personas protagonizaron una protesta de fuerte acento opositor en el centro de Buenos Aires. En ésta gritaron consignas contra Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien gobernó Argentina entre 2007 y 2015.
El llamado “Banderazo” que tuvo lugar durante el feriado del Día de la Independencia, englobó variadas quejas, entre ellas la prolongada cuarentena, el deterioro económico por la parálisis comercial y la falta de acción de la justicia contra exfuncionarios kirchneristas procesados por presunta corrupción.
Entre bocinazos y aplausos, los manifestantes -de clases media y alta, y quienes llevaban cubrebocas pero no respetaban el distanciamiento necesario- se congregaron en las inmediaciones del monumento del Obelisco cortando las calles con sus autos, ondeando banderas argentinas y portando carteles que rezaban: “Seamos libres, lo demás se arregla”, “Si violas la cuarentena te castigan, pero ellos roban”, “Basta de controles y permisos” y “Legisladores bajen sus dietas (sueldos)”.
Magdalena Fariña, quien trabaja como organizadora de eventos sociales, dijo a The Associated Press que, con las medidas aplicadas para frenar la pandemia, el gobierno no le permite trabajar. “Este tipo (Fernández) no tiene ningún plan económico; nos quiere pobres… a mí me está afectando, no tengo ningún tipo de ingreso hace cuatro meses, pero sigo pagando impuestos”.
En tanto, la médica Lilian Cubero, quien dijo no tener miedo de la pandemia porque “se muere mucha más gente por gripe y neumonía”, afirmó que los argentinos están “en medio de una estafa nacional” por la que “no funciona ninguno de los poderes del Estado y entre tanto nos están haciendo cualquier cosa”.
Integrantes del grupo autodenominado “Patriotas argentinos” se quejaron de que Argentina lleva algo más de un centenar de días de “confinamiento ilegítimo, ilegal y anticonstitucional” y demandaron que cese la “falsa dicotomía entre vida o trabajo”.
PUBLICIDAD
Otros manifestantes con consignas similares se concentraron en las cercanías a la residencia presidencial situada en las afueras de Buenos Aires.
A su vez, el grupo Campo Más Ciudad, integrado por productores agropecuarios y comerciantes, organizó marchas masivas en distintas ciudades del país en las que afirmaron que se están “fundiendo” mientras el presidente “se empeña en mantener una cuarentena insostenible”.
Los agricultores se quejaron de los impuestos y otras políticas que consideran perjudiciales para la productividad del campo. También cuestionaron el plan oficialista para expropiar la cerealera Vicentín y, en ese sentido, reclamaron respeto a la propiedad privada.
En tanto, Fernández defendió en un acto oficial las políticas de aislamiento aplicadas durante la pandemia, que son mucho más severas en la capital argentina y las localidades de alrededor por ser focos de infección. En otros puntos del país los contagios están más acotados y la cuarentena es más flexible.
“Pudimos poner en pie un sistema de salud que estaba muy golpeado y que hoy puede resistir esta pandemia. Hoy estamos tranquilos porque hemos hecho lo necesario en cada rincón de la patria”, señaló el dirigente peronista.
El mandatario, que llegó al poder en diciembre, afirmó que está trabajando para lograr una recuperación económica y pareció dirigirse a los que le critican.
“Ninguna sociedad concreta su destino en el medio de insultos, en el medio de divisiones y fundamentalmente teniendo al odio como común denominador… Yo vine a terminar con los odiadores seriales”, sostuvo.
La parálisis económica que trajo aparejada la cuarentena, considerada una de las más largas del mundo, golpea a una Argentina que acarrea una profunda crisis hace más de dos años.
Desde que en marzo se propagó la enfermedad, se han infectado más de 89.000 personas y 1.720 han fallecido.
El gobierno ha puesto en marcha múltiples planes sociales y brindado ayudas a las empresas que algunos sectores consideran insuficientes.