La pandemia de coronavirus recorre los pasillos del poder de América Latina, donde dos presidentes y otros altos funcionarios dieron positivo esta semana a covid-19, lo cual agrega un nuevo elemento desestabilizador a las crisis económicas y de salud pública en la región.
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En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro, de 65 años, anunció el martes que había contraído la enfermedad y lo aprovechó para ensalzar públicamente a la hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria que ha estado promoviendo como tratamiento contra el covid-19, y que ahora él mismo toma, aunque no se ha demostrado su efectividad para ese fin.
La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, de 53 años, anunció el jueves que había dado positivo al coronavirus, aumentando las dudas sobre sus ya complicadas perspectivas políticas.
Y en Venezuela, el dirigente del partido socialista Diosdado Cabello, de 57 años, dijo el jueves en Twitter que él también había dado positivo, lo cual margina al menos temporalmente a una mítica figura considerada la segunda persona más poderosa del país.
Otra figura relevante de Venezuela, el ministro del petróleo Tarek El Aissami, anunció el viernes que tiene la infección.
Tras una revisión a declaraciones oficiales de funcionarios públicos de América Latina, The Associated Press encontró 42 casos confirmados de coronavirus en mandatarios, desde presidentes hasta alcaldes de grandes ciudades, así como docenas, si no es que cientos, de funcionarios de ciudades y localidades menores. En la mayoría de los casos, los altos funcionarios se han recuperado y regresado a sus labores. Pero varios continúan enfermos.
Muchos funcionarios han aprovechado sus diagnósticos para exhortar al público a que incrementen sus precauciones, como el distanciamiento social y el uso de mascarillas. Pero al igual que Bolsonaro, algunos han atraído la atención a tratamientos que no están probados y pueden tener efectos colaterales perjudiciales.
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Al ministro del Interior de El Salvador, Mario Durán, le diagnosticaron la infección el 5 de julio, convirtiéndose en el segundo miembro del gabinete en caer enfermo.
“Les pido, hoy más que nunca, que se queden en casa y tomen todas las medidas de prevención”, afirmó Durán. “Protejan a su familia”.
Durán recibía tratamiento en su casa el viernes.
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, anunció el 16 de junio que él y su esposa habían dado positivo, junto con dos personas más que trabajan estrechamente con la pareja.
Al día siguiente, Hernández, de 51 años, fue hospitalizado porque los médicos le diagnosticaron neumonía. El mandatario enfermó luego de que la pandemia pasó de un epicentro inicial en la ciudad de San Pedro Sula, a la capital, Tegucigalpa, donde los casos se han incrementado.
Hernández dijo que le dieron lo que describió como el “tratamiento maiz”, una combinación experimental y no probada de microdacyn, azitromicina, ivermectina y zinc, que su gobierno está promoviendo como un método de bajo costo para enfrentar la enfermedad. El presidente salió del hospital el 2 de julio.
En el Caribe, Luis Abinader, presidente electo de República Dominicana, enfermó de covid-19 y se recuperó durante su campaña. Al igual que Bolsonaro, muchos gobernantes latinoamericanos mantienen sus programas de presentaciones públicas aun cuando la región se ha convertido en una de las más afectadas por la pandemia.
Esto representa un creciente peligro para la gobernanza en la región, dijo Felicia Knaul, profesora de Medicina que dirige el Instituto para Estudios Avanzados de las Américas en la Universidad de Miami.
“Estamos intentando mantener a salvo a nuestros proveedores de atención médica. Es lo mismo para nuestros gobernantes. No queremos un gabinete enfermo y en el hospital. Sería enormemente desestabilizador en una situación ya de por sí extremadamente inestable”, agregó. “Esa es una razón de por qué es peligroso estar en público a menos de que todos alrededor tengan puestas mascarillas. Tienen que ser responsables”.
El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei puso el jueves a todo su gabinete y colaboradores en cuarentena después de que uno de sus ministros dio positivo.
En Bolivia, las autoridades dijeron que Áñez no había acusado síntomas y que este viernes se encontraba de buen ánimo en su residencia oficial.
Al menos otros seis ministros y viceministros bolivianos estaban infectados, así como al menos ocho miembros de su personal. La última autoridad en caer es la presidenta del Senado, Eva Copa, quien publicó este viernes que dio positivo en un examen PCR, que está aislada, pero seguirá trabajando vía remota.
El covid-19 se está propagando con rapidez en Bolivia, abrumando a su débil sistema de salud y a los servicios funerarios, a tal grado que las familias en la ciudad céntrica de Cochabamba están efectuando funerales en las calles.