Una larga publicación editorial hizo la importante revista británica The Economist, dedicada al manejo económico del gobierno de Sebastián Piñera, en medio de la pandemia del coronavirus.
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El artículo comienza relatando la proliferación de ollas comunes en distintas partes del país. De acuerdo a la traducción que realizó radio Bío Bío, se asegura que la reputación económica de Chile comenzó a verse cuestionada antes de comenzada la pandemia.
«Las pensiones que los chilenos ahorran para su vejez, resultaron ser más bajas de lo que muchos esperaban cuando el sistema fue implementado en 1980. Los chilenos ricos obtienen muchos mejores servicios de salud y educación que los pobres. En octubre comenzaron a surgir protestas masivas y en ocasiones violentas en contra de la desigualdad, que sólo se disolvieron tras la llegada de la pandemia», asegura.
Pero sigue: «las manifestaciones forzaron a Sebastián Piñera, su presidente de centro-derecha, a prometer mayor inversión social y un plebiscito fechado para octubre, sobre si debería volver a escribirse la Constitución, que está basada en la que Pinochet le dejó al país».
«Los resultados del gobierno en su manejo de la pandemia han sido mixtos. En proporción a su población, los 321.205 contagios confirmados y 7.186 muertes están entre las más altas del mundo. En vez de aislar al país completo, el gobierno decidió sellar sólo los mayores focos de covid-19. Comenzó a hablar del retorno a una “nueva normalidad” a mediados de abril, antes de que la enfermedad llegara a su punto más alto. El gobierno impuso una cuarentena total a la capital, donde vive un tercio de la población, recién el 15 de mayo», precisa The Economist.
Ante esto, la publicación precisa que «el gobierno ha sido torpe en proteger a los chilenos de las consecuencias económicas del covid-19. Ha reaccionado con lentitud. Sus medidas, aunque dispuestas a gran escala, no han llegado a quienes las necesitan. Su falta de reacción podría provocar una reacción que lo lleve en la dirección opuesta».
Aseguran que las protestas y la pandemia han debilitado a Piñera: «el rol del gobierno estará determinado por su sucesor y, si los chilenos la apoyan, por una Asamblea Constitucional. Y lo más probable es que se produzca el cambio. Los llamados a tener un Estado más activo desde la izquierda ahora también son recogidos por políticos de derecha, como Joaquín Lavín, el alcalde de una de las comunas más prósperas de Santiago, quien podría convertirse en el próximo presidente. Su apoyo a los beneficios sociales, como las viviendas para personas de escasos recursos, suenan más próximas a los demócrata cristianos europeos que al laissez-faire (dejar hacer) liberal».