La fiscal general de Nueva York, Letitia James, se querelló contra la Asociación Nacional del Rifle por un desvío de fondos y pidió la disolución de la tradicional organización, famosa por promover el libre uso de armas en los Estados Unidos y contar con poderoso apoyo en el mundo político de los Estados Unidos.
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James se presentó ante la corte estatal de Manhattan, tras una investigación de un año y medio, para acusar por malversación de fondos a la NRA. La fiscal aduce, por ejemplo, altos gastos en peinado y maquillaje de la esposa de Wayne LaPierre, uno de los principales dirigentes de la NRA, así como un contrato para éste, que alcanza los 17 millones de dólares.
De esa forma, plantea, los líderes de la organización se habrían enriquecido a costa del dinero entregado por los miembros de la NRA. James calcula que los desvíos llegan a los 64 millones de dólares “La influencia ha sido tan poderosa que la organización no fue controlada durante décadas, mientras que los altos ejecutivos canalizaron millones de dólares a sus propios bolsillos”, sostuvo la autoridad.
La NRA figura en Nueva York como una organización sin fines de lucro, de allí que la acción judicial se tome en ese estado. James afirmó que la NRA falseó declaraciones de impuestos y asegura que “han impedido que nuestra nación tome medidas contra la violencia armada y han estado abusando de su poder».
Armada con 4 millones de miembros
Naturalmente, en la poderosa agrupación negaron la denuncia y acusaron a James de hacer “un ataque premeditado y sin bases contra la organización y contra el derecho de los estadounidenses para portar armas”.
El grupo es ultraconservador, afín al Partido Republicano y simpatizante del Presidente Donald Trump. En 2016, hubo cuantiosas donaciones a la campaña presidencial por parte de la NRA, que tiene unos cuatro millones de miembros.
