La oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha reclamado este viernes una investigación «imparcial, independiente y transparente» en torno a las «horribles» explosiones del martes en el puerto de la capital de Líbano, Beirut, que han dejado más de 150 muertos y 5.000 heridos.
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«Los llamamientos de las víctimas para que haya rendición de cuentas deben ser escuchados, incluidos a través de una investigación imparcial, independiente, exhaustiva y transparente», ha dicho el portavoz de Bachelet, Rupert Colville.
Así, ha subrayado que «con grandes partes de la ciudad inhabilitadas para residir en ellas, el principal puerto del país prácticamente destruido y el sistema sanitario de rodillas, la situación es dura», por lo que ha incidido en la necesidad de que la comunidad internacional «dé un paso al frente y ayude a Líbano y a su pueblo en este momento de crisis».
«Sólo una rápida respuesta internacional y un compromiso sostenido evitará que se pierdan más vidas», ha dicho, antes de recordar que Bachelet advirtió hace un mes de que la situación en Líbano «se estaba saliendo de control» y pidió «reformas urgentes» y «hacer frente a las necesidades esenciales como el alojamiento, la comida, la electridad, la sanidad y la educación».
«Mientras la ciudad y el país se reconstruyen, la necesidad de proteger los derechos de los más pobres y vulnerables a través de una acción y reforma colectiva va a ser más importante que nunca», ha subrayado.
Por último, ha argüido que «este suceso trágico debe ser un punto de inflexión para que los líderes del país superen los estancamientos políticos y hagan frente a las demandas de la población, planteadas por primera vez durante las protestas de octubre de 2019».
El presidente de Líbano, Michel Aoun, ha aclarado este viernes que aún no descarta la posibilidad de que una «interferencia externa» fuera la causa de las explosiones, si bien la principal hipótesis es que fueron provocadas por material explosivo mal almacenado, al tiempo que ha descartado una investigación internacional.
Las explosiones han tenido lugar en un momento en el que Líbano atraviesa una grave crisis económica -la peor desde la guerra civil (1975-1990)- y se teme que la destrucción ocasionada por las mismas impacten directamente en la importación de alimentos y otros productos básicos.