En una sala de cuidados intensivos 11 neonatos luchan por sobrevivir conectados a un respirador. La más pequeña nació con 950 gramos y la vida de todos depende de las reservas de oxígeno, que escasean en los hospitales por las protestas que mantienen cortadas las carreteras en Bolivia.
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El fin de semana las reservas casi se agotaron y los tubos de oxígeno llegaron por avión a La Paz «al filo de la hora», dijo el jefe de Neonatología del Hospital de La Mujer en La Paz, Hugo Tejerina, a The Associated Press. «Es dramático ver a bebés morir de asfixia».
Como ese hospital muchos en el país pasan el mismo drama desde que hace 10 días los manifestantes comenzaron a bloquear las carreteras en rechazo a la postergación de las elecciones presidenciales hasta el 18 de octubre.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, está preocupado por los acontecimientos en Bolivia e hizo un llamado a las instituciones bolivianas a que «negocien soluciones a los múltiples problemas del país», dijo en un comunicado su portavoz Stephane Dujarric.
Un convoy con 66 toneladas de oxígeno líquido era esperado el jueves en La Paz. Demoró tres días en arribar y debió sortear barricadas y manifestantes enfurecidos. Muchas ambulancias también son impedidas de llegar a los hospitales. El Ministerio de Salud reportó hasta el viernes 31 muertes de adultos con COVID-19 por falta de oxígeno. Tejerina aseguró que ningún recién nacido murió por escasez del vital elemento en su hospital.
El gobierno ha calificado de inhumana la situación y culpado a los seguidores del expresidente Evo Morales de alentar las protestas en momentos en que la pandemia se agudiza, pero se resiste a sacar a las fuerzas del orden por temor a una matanza como la ocurrida a fines del año pasado, reconoció el ministro de Gobierno, Arturo Murillo.
La Asamblea Legislativa apuraba el jueves un proyecto de ley para evitar que la fecha de los comicios sea modificada nuevamente en un intento por destrabar el conflicto. Los manifestantes dicen que la pandemia es un pretexto de la presidenta interina Jeanine Áñez para mantenerse en el poder. Las autoridades y políticos confían que esa ley pueda desmovilizar a los manifestantes, en su mayoría cocaleros, indígenas y vecinos de barriadas.
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En las ciudades escasean los alimentos y algunos temen que el país sea empujado al borde de una guerra civil. A fines del año pasado murieron 36 personas en las protestas contra el presunto fraude en los comicios presidenciales, lo que obligó a Morales a renunciar después de 14 años en el poder.
Con 95.071 contagios y 3.827 decesos hasta el jueves, la pandemia ha colapsado el aparato sanitario de Bolivia. En el Hospital de la Mujer el 60% del personal de salud fue dado de baja por estar infectado, dijo Tejerina. «Muchas mamás peregrinan por hospitales sin encontrar espacio», agregó.
En la puerta de un hospital a Yola Quispe, de 39 años y embarazada de mellizos, aún no le han confirmado si habrá cama. «Ya estoy con dolores y temerosa que de nazcan con bajo peso. No quiero que se queden mis bebes en el hospital, no hay oxígeno», dijo.