Dos jóvenes de Providencia aspiran a conectar a comunidades escolares de todo el mundo para combatir el bullying y la violencia, con la startup educativa Tribu Monsta, proyecto ganador de la versión chilena de Falling Walls Lab. El reconocimiento permitirá a este grupo de desarrolladores representar a nuestro país en un concurso mundial de ciencia e innovación, que convoca a líderes de distintas disciplinas provenientes de más de 60 países.
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La plataforma tecnológica, que ya fue reconocida como un proyecto líder en América Latina por el Buró de Educación del Gobierno de Estados Unidos y piloteada en la India, es una red social segura para estudiantes, profesores y apoderados, que utiliza desafíos lúdicos y solidarios para potenciar el desarrollo de habilidades socio educativas para combatir el bullying y la violencia.
Se estima que uno de cada tres niñas, niños y jóvenes en el mundo es víctima de este problema. “Las comunidades educativas están sufriendo una grave crisis en el aprendizaje y en la salud emocional”, dice Eduardo Castillo, uno de los fundadores de la Startup. “Este premio nos motiva y nos potencia, de que vamos por buen camino”.
“Estamos convencidos que nuestra idea puede derribar los muros de la violencia y el bullying, que tiene graves consecuencias en el corto, mediano y largo plazo para los niños, niñas y jóvenes: estrés, angustia, ansiedad, depresión, y que han aumentado sobre todo en estos tiempos de pandemia”.
Tribu Monsta fue uno de los once equipos de investigadoras e investigadores de cuatro regiones del país que fueron parte de la jornada definitoria, y que fue organizada por el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV), la Fundación Ciencia Joven, el Servicio alemán de Intercambio Académico y la Falling Walls Foundation.
Juan Carlos García, director ejecutivo del CINV, comentó que la final nacional de Falling Walls destacó por su diversidad: cuatro regiones tuvieron presencia (Antofagasta, Valparaíso, Santiago y Biobío), además de investigadores e investigadoras provenientes de distintos campos del conocimiento: salud, educación, medioambiente y transporte urbano, entre otros.
“Ha sido una versión distinta, pero que refleja muy bien el espíritu de Falling Walls: frente a las dificultades, hay que encontrar nuevas respuestas. Los y las participantes mostraron una gran diversidad de propuestas y realidades. El mundo nos ha traído este año grandes preguntas en salud, medio ambiente y la forma en que nos comunicamos”, agregó García.
“La convocatoria de este año nos muestra que la diversidad y la colaboración son elementos centrales para hacer ciencia que impacte y pueda cambiar vidas”, recalcó Óscar Contreras, presidente de la Fundación Ciencia Joven.