El martes 18 de agosto abrieron algunas tiendas no esenciales del centro comercial más grande del país, el Costanera Center, un día después del desastre sanitario del «Mall Chino» en la comuna de Santiago, donde ese mismo día junto al paso a la etapa de transición desde la larga cuarentena, la gente se aglomeró sin respetar las medidas sanitarias producto de la pandemia de coronavirus, lo que obligó incluso a su cierre por parte de la Seremi de Salud de la Región Metropolitana.
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Con ese incidente a la vista, el gran mall de Providencia tomó muchos resguardos y el día de su reapertura sólo funcionó el 8% de los locales, y para el viernes de esta semana pretenden llegar apenas al 30%.
Prohibición de probarse ropa y de consumir alimentos; un promedio de veinte metros cuadrados por persona al interior del mall; señalizaciones y advertencias sonoras; controles aleatorios a la clientela para determinar su comuna de origen, diez personas máximo en los baños; presencia de de los denominados «inspectores conductuales» para observaciones en terreno del comportamiento real de la gente, y un máximo de 3.522 individuos al mismo tiempo en el recinto son parte de las restricciones del Costanera Center, que más encima solo funciona de lunes a viernes debido a que en Providencia hay cuarentena los fines de semana porque está en etapa de transición.
Lo anterior ha significado que el Costanera Center haya pasado de cien mil visitantes diarios en tiempos previos al covid-19 a veinte mil bajo la «nueva normalidad» producto de la pandemia, un reflejo de que esta clase de centros comerciales dejaron de ser la«nueva plaza pública».
La presidenta de la Cámara Chilena de Centros Comerciales, Katia Trusich, hace una buena evaluación de la reapertura de los malls, que según ella “ha sido hecha con gradualidad y seguridad para evitar aglomeraciones, lo que fue planificado durante meses. Hoy, 110 de los 150 centros asociados de todo el país (el 73,3%) funcionan con distintos niveles de actividad y aforo. De esos 110, hay 45 en la Región Metropolitana y 65 en las otras regiones».
La ejecutiva añade que «el principal desafio es proteger la salud de los consumidores y trabajadores, por lo que hay estrictos protocolos. Se dispuso que la cantidad de visitas sea controlada mediante el establecimiento de aforos máximos, constante higienización de espacios comunes, sanitización y distanciamiento ente personas, junto a las medidas sanitarias del Gobierno».
Katia Trusich afirma que «jugamos un rol vital en la reactivación del país por los 400 mil puestos de trabajo del sector, de los cuales al menos un tercio ha sido afectado por despidos o suspensiones. Según los últimos datos del Banco Central, el comercio, en general, ha caído en un 20,6%, y una información interna de la Cámara indica que en los primeros cuatro meses de esta crisis, más del 70% de nuestros asociados fueron perjudicados sobre la mitad de sus ingresos operacionales».
Desde la academia, el sociólogo-económico de la Universidad Andrés Bello, Constantino Villarroel, aborda el cambio que implica ir a un mall en medio de la pandemia de coronavirus.
