Debido al calentamiento global y los deshielos, los animales que viven en el Ártico se han ido acercando a asentamientos humanos, además de aumentar el canibalismo entre ellos.
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Una de estas zonas es el archipiélago de las islas de Svalbard, en Noruega, donde el mayor depredador de la zona, el oso polar, cada vez tiene más encuentros con humanos. El último fue trágico: un oso mató esta semana a un hombre en Longyearbyen, uno de los principales pueblos de la zona.
El animal recibió disparos poco después de atacar y matar a la víctima, y encontrado muerto cerca del aeropuerto local.
En los últimos 50 años, solo se habían registrado cinco ataques mortales de oso polar. El último tuvo lugar en 2011, cuando un estudiante británico de 17 años murió por el ataque de este animal, que también provocó cuatro heridos.
En Svalbard (o Spitsbergen) se recomienda llevar un rifle al salir de los centros urbanos. Según un recuento de 2015, el archipiélago alberga mil osos polares, una especie protegida desde 1973.