El jefe de la policía de Colombia pidió este jueves al ex boina verde del ejército de Estados Unidos que organizó un plan para derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que “responda por sus crímenes” en la nación sudamericana.
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El general Óscar Atehortúa hizo el anuncio un día después de que la policía arrestó a cuatro venezolanos vinculados con campamentos clandestinos en donde, aseguró, el veterano de guerra estadounidense Jordan Goudreau ayudaba a entrenar a un pequeño ejército conformado por voluntarios para llevar a cabo una incursión armada a Venezuela.
“Estaban planificando en Colombia acciones desestabilizadoras en nuestro territorio con el fin de deslegitimar a las instituciones del Estado colombiano», dijo Atehortúa en una conferencia de prensa junto al presidente Iván Duque. El funcionario señaló que el FBI y la Oficina de Investigación de Seguridad Nacional de Estados Unidos apoyaron durante la investigación de 5 meses.
El 1 de mayo, The Associated Press reveló la existencia de los campamentos clandestinos y la participación de Goudreau en el extraño complot. Dos días después, a pesar de quedar expuesto, un pequeño contingente procedió de igual forma con el operativo que fue rápidamente sofocado por las fuerzas de seguridad de Maduro.
Las autoridades venezolanas aseguraron que abatieron a ocho “mercenarios” y que arrestaron a decenas más, incluyendo a dos excompañeros de Goudreau en las Fuerzas Especiales: Luke Denman y Airan Berry. Los dos estadounidenses se declararon culpables de cargos de tráfico de armas, terrorismo y asociación delictuosa. Fueron sentenciados a 20 años en prisión.
En entrevistas realizadas el día del operativo desde Florida, Goudreau asumió la responsabilidad por la derrota en el campo de batalla, pero culpó a la oposición venezolana al decir que lo reclutaron para impulsar un cambio de régimen y posteriormente se arrepintieron. Maduro, en un golpe propagandístico, culpó al gobierno del presidente Donald Trump, que ha negado cualquier participación en el operativo, el cual ha sido denominado como “Bahía de Lechones” en referencia a la fallida invasión a Cuba de 1961 por exiliados anticomunistas.
Entre las cuatro personas arrestadas el miércoles se encuentran dos hermanos del capitán Antonio Sequea, quien encabezó el fallido operativo por la playa y actualmente se encuentra en una cárcel de Venezuela. También detenido en Colombia se encuentra Rayder Russo, un civil a quien Maduro ha implicado en un intento de asesinato en 2018 con un dron cargado con explosivos durante un desfile militar.
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Ninguno de los cuatro hombres participó en el operativo, y Russo, quien abandonó los campamentos en enero, había estado cooperando con la inteligencia militar de Colombia, de acuerdo con una persona familiarizada con la pesquisa que pidió hablar bajo condición de anonimato para discutir los asuntos confidenciales.
Pero Atehortúa se reservó las críticas más duras para la cuarta persona arrestada: Yacsy Álvarez, a quien acusó de trabajar con Goudreau y con Clíver Alcalá, un general retirado del ejército de Venezuela, para proveer de armas a los voluntarios con fondos ilícitos desde el extranjero. Atehortúa señaló que un alijo de fusiles de asalto, miras telescópicas y lentes de visión nocturna que la policía incautó el 23 de marzo estaba dirigido a los campamentos ubicados en las costas caribeñas de Colombia.
Tres días después, una corte federal de Nueva York encausó formalmente a Alcalá con cargos de narcóticos no relacionados con el operativo. Antes de entregarse a las autoridades, se atribuyó la propiedad de las armas, asegurando que pertenecían al “pueblo venezolano” en su lucha para recuperar su democracia. Atehortúa dijo que Colombia estaba tomando medidas para notificar a Alcalá en Estados Unidos que está bajo investigación.
Alcalá nunca ocultó sus intenciones a las autoridades colombianas, quienes a su vez mantuvieron informadas a sus contrapartes estadounidenses, encontró la investigación de la AP. Durante una reunión en junio de 2019 con la Dirección Nacional de Inteligencia de Colombia, Alcalá promocionó abiertamente su idea de entrenar a desertores del ejército venezolano para una incursión y pidió su apoyo, de acuerdo con un exfuncionario colombiano que estaba familiarizado con la conversación.
También se jactó de su relación con Goudreau, a quien describió como un exagente de la CIA.
Cuando los colombianos consultaron a sus contrapartes de la CIA en la embajada de Estados Unidos en Bogotá, les dijeron que el tres veces ganador de la Estrella de Bronce por su valentía en Irak y Afganistán nunca fue un agente. Posteriormente, Alcalá recibió instrucciones de sus anfitriones para que dejara de hablar de una invasión o corría el riesgo de ser expulsado, dijo el exfuncionario colombiano.
Goudreau no ha hablado públicamente desde mayo y tanto él como su abogado no respondieron a solicitudes de comentarios. También enfrenta cargos en Venezuela, mientras que el FBI ha estado investigando si quebrantó las leyes de Estados Unidos que requieren que cualquier compañía estadounidense que suministre armas o equipo militar, así como entrenamiento y asesoramiento militar, a personas extranjeras, reciba la autorización del Departamento de Estado.