Coronavirus

Brochetas de ratón: las estrellas de la dieta en Malaui para combatir el hambre

“Cazamos al ratón para vivir. Lo utilizamos como complemento de nuestra dieta diaria y lo vendemos a los viajeros para conseguir ingresos”, explica un agricultor.

El coronavirus ha arrasado con la economía mundial y ha provocado hambre en muchos países, uno de esos es Malaui, que ha tenido que recurrir a los ratones para saciarse.

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A lo largo de los 320 kilómetros de carretera que separan Blantyre y Lilongwe, las dos principales ciudades del país, decenas de vendedores proponen a los viajeros brochetas de carne de roedor. A medio camino, en el distrito de Ntcheu (centro), Bernard Simeon se ha convertido en uno de estos chefs informales.

«Cazamos al ratón para vivir. Lo utilizamos como complemento de nuestra dieta diaria y lo vendemos a los viajeros para conseguir ingresos», explica un agricultor. «Ya era difícil antes del coronavirus, ahora se ha vuelto mucho más difícil».

DW informa que desde hace unos meses, las autoridades sanitarias recomiendan el consumo de ratón, una alternativa a la carne que se ha vuelto inaccesible. «Es una valiosa fuente de proteínas», sostiene Sylvester Kathumba, nutricionista jefe del Ministerio de Salud.

Brocheta de ratón

Y como la epidemia afecta en especial «a gente con baja resistencia inmunitaria, recomendamos una dieta rica», aboga Francis Nthalika, a cargo de la alimentación en la unidad de salud del distrito de Balaka.

Para sacar a los ratones de sus madrigueras, los cazadores utilizan matorrales en llamas, lo que permite localizar sus guaridas.

Como en el resto del continente, las medidas sanitarias adoptadas para frenar la propagación del coronavirus, afectaron duramente a su economía, ampliamente informal y rural, así como a su población. El Banco Mundial anticipa una caída del 3,5% de su Producto Interior Bruto (PIB) en 2020.

El Gobierno del expresidente Peter Mutharika, que perdió en las elecciones de mayo, había prometido un programa de ayuda urgente a los más pobres que nunca vio la luz. Su sucesor, Lazarus Chakwera, aún trabaja en su propio plan de ayuda.

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