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Vacuna experimental contra el covid-19: en San Miguel, San Bernardo y Colina reclutan a los voluntarios

Ya se inició el proceso de reclutamiento voluntario de las personas, que deben ser mayores de 18 años.

Varios cientos de voluntarios esperan reclutar en la Región Metropolitana la empresa belga Janssen, división farmacéutica de la multinacional estadounidense Johnson & Johnson, que junto a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile aplicarán el ensayo de una vacuna contra el covid-19.

El proceso de reclutamiento de las personas ya se encuentra en desarrollo, indicaron. El doctor Miguel O’Ryan, infectólogo de la U. de Chile, indicó que -al alero de su grupo de investigación- el estudio tomará como base cuatro centros de salud: dos centros de Salud Familiar en Colina, otro en San Bernardo y un cuarto en el Hospital Exequiel González Cortés, de San Miguel.

Los participantes deberán ser personas mayores de 18 años, quienes serán parte del proyecto por dos años. Luego de recibir toda la información referente a su vinculación y de firmar el respectivo consentimiento, podrán recibir vacuna o placebo en forma aleatoria; es decir, ni el voluntario ni el equipo de salud sabrán quién recibe el nuevo producto o la sustancia inocua.

Durante el plazo descrito, el equipo de investigación estará en contacto permanente con el participante para seguir su estado de salud, especialmente si desarrolla covid-19; además, se tomarán muestras de sangre para ver el efecto de la vacunación en la respuesta inmune de los participantes.

La vacuna de Janssen funciona utilizando una plataforma de vector viral. “Su estrategia se basa en usar el adenovirus 26, un virus que puede infectar a las personas sin producir enfermedad y que ha sido modificado genéticamente para que no se replique», explicó el doctor O’Ryan.

«A este virus no replicante se le ha introducido, como si fuera un caballo de Troya, un segmento genético de Sars-CoV-2 (causante del covid-19), específicamente del gen que codifica para su proteína más importante, la denominada Spike –espiga, en inglés- de manera que lleve este segmento y así, al entrar al organismo, nuestras células puedan traducir este gen y produzcan esta proteína Spike para que sea presentada al sistema inmune”, añadió el investigador.  El propósito de hacer un seguimiento por dos años es para ver la posible duración de la inmunidad y estudiar lo que pase con los voluntarios que naturalmente estarán expuestos al virus.

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