Los escolares y universitarios del país están de vacaciones, una pausa dieciochera en medio de la «nueva normalidad educativa» que han vivido desde hace medio año junto a sus profesores, padres y apoderados, y que está marcada por la instalación a la fuerza de la enseñanza remota debido a la pandemia de coronavirus.
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El covid-19 con suerte permitió en marzo clases normales durante una semana, y desde entonces el aprendizaje depende de internet u otra soluciones remotas pero de menor impacto, como las implementadas por algunas escuelas que instalaron radios (con cobertura tradicional y por la web) o bien la señal de televisión TV Educa Chile.
El ministro de Educación, Raúl Figueroa, ha llamado varias veces a plantearse el retorno a las salas. Pero ello genera rechazo, como lo reflejó una encuesta de la Asociación Nacional de Padres y Apoderados de los Colegios de la Federación de Instituciones de Educación Particular de Chile (Anapaf), en la que el 93 por ciento de los consultados respondió que no cree que el Mineduc entregue confianza para un regreso seguro a clases.
Es que para los responsables de los educandos es esencial la seguridad sanitaria. Y como ello se ve lejano, la «teleeducación» tiene para rato.
Aumento de brechas
Pero ya se advierte que el sistema online de educación está aumentando las brechas, partiendo de lo tecnológico.
Así lo indica un trabajo del Centro de Estudios del Mineduc, CEM, titulado «Impacto del Covid-19 en los resultados de aprendizaje y escolaridad en Chile«.
«La pandemia obligó a promover la formación digital, revelando realidades muy diversas respecto a la capacidad de las escuelas y de los estudiantes para hacer frente a esta nueva modalidad educativa, que ha evidenciado la existencia de brechas que no permiten que tenga el mismo impacto en la población nacional», dice el texto.
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El dato se refuerza si se toma en cuenta la penetración del internet fijo en el país: según datos de marzo de este año de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, 82 de cada 100 chilenos no cuentan con este tipo de conexión.
Más aún. El propio Mineduc informó a fines de julio que proyectaba que de 186 mil niños y jóvenes de entre 5 y 21 años que no asistían a colegios ni habían completado su educación escolar se podía subir a 268 mil, por la interrupción de las clases presenciales y otros factores asociados a la crisis sanitaria.
Las brechas también estan presentes en la educación superior, según constata Fabián Retamal, coordinador del Programa de Acceso y Acompañamiento a la Educación Superior, PACE, de la Universidad de Chile.
«La pandemia nos ha puesto a prueba. Existe una desigualdad estructural en el acceso a internet. Mientras las cifras daban cuenta de que aumentaba la penetración en términos generales, el coronavirus nos dijo que esto no era igual para todos».
Voces expertas
Por su parte, la académica, Macarena Covarrubias, de la Escuela de Pedagogía Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, dice que «la pandemia ha sacado a relucir con fuerza las inequidades del sistema en el que vivimos, y ello ha sido muy patente en el ámbito pedagógico. Muchos estudiantes vienen de familias de escasos recursos y no cuentan con lo básico para afrontar un proceso educativo como el que ahora hay, en el que se necesita sí o sí acceso a internet y equipos para conectarse. Hay muchos ejemplos en todos los niveles educativos en los que incluso teniendo acceso a la red faltan computadores o celulares, pues los mayores los usan para teletrabajar».
El presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, añade que «es necesario trabajar en fortalecer y mejorar los formatos de educación a distancia. Somos conscientes de que existe un grupo considerable de alumnos que tiene problemas para conectarse y darle continuidad al sistema online. Hay que generar más instancias de ayuda para esas familias, como apoyos económicos y conexión a internet sin costo, y el Mineduc tiene recursos para destinarlos a eso».
Finalmente, según datos de la Unesco, al menos un tercio de los niños en edad escolar de todo el orbe -o sea, 463 millones de estudiantes- no tuvo acceso a clases virtuales u otro tipo de aprendizaje remoto cuando sus escuelas cerraron por el coronavirus.
«La gran cantidad de niños cuya educación se ha visto interrumpida es una emergencia mundial con repercusiones económicas y sociales que durarán décadas», dijo la directora del organismo, Henrietta Fore.