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Mario Desbordes a un mes del plebiscito: “Me pican las manos por hacer campaña por el ‘apruebo'”

Para el actual ministro de Defensa, el día del plebiscito las FF.AA. tendrán un rol fundamental. “Acá no va a haber episodios tipo PSU, eso está descartado”, sostuvo.

Con dos celulares en mano, uno que permanece encendido las 24 horas y otro que entra en «no molestar» a las 11 de la noche, Mario Desbordes comenta que ha sido difícil acostumbrarse al ritmo de ministro de Defensa. Hace dos meses que el Presidente Sebastián Piñera le pidió sumarse al gabinete, «para reforzarlo», y aunque en octubre de 2019 ya habían hablado del tema, de todas formas cuenta que le tomó «por sorpresa», pues no estaba en sus planes. «Estaba full política, concentrado en Renovación Nacional, en la coalición, tenía intención de ser candidato a senador, pero acepté sin preguntar mucho», recuerda.

-Trascendidos lo posicionaban en Interior. ¿Por qué Defensa?

Era miembro de la comisión de Defensa, de Inteligencia. Conozco un poco la impronta militar. Entiendo más o menos de armas, distingo los distintos tipo de tanques, de buques, conozco los aviones. Desde chico leía las revistas de las Fuerzas Armadas y, en lugar de ir a los flippers, juntaba la plata y me compraba revistas sobre tecnología militar.

-Se ha mostrado como un ministro sociable. ¿Espera que su legado sea acercar las Fuerzas Armadas a la gente?

Sigo siendo el mismo de siempre. Ahora uno anda con escolta, hasta con una moto, pero siempre pido que tratemos de tener el más bajo perfil posible. El importante no es Mario Desbordes, es el ministro de Estado. Si pudiera hablar de legado, me interesa colaborar en el trabajo que están haciendo los comandantes en jefe después del estallido, para reposicionarse en el sitial que han tenido siempre. La misión que me impongo es que las Fuerzas Armada son de todos los chilenos.

-Queda un mes para el plebiscito y usted fue protagonista del pacto que dio forma al proceso. ¿Cómo siente que ha funcionado?

Yo no voy a salir a la calle a hacer campaña por el ‘apruebo’, aunque me pican las manos. Estoy con el apruebo desde el día uno y convencido de que es lo mejor. Se ha hecho una caricatura de que estamos en esa posición por las encuestas, pero a finales de octubre dije que no le tengo miedo a una convención que sea 100% electa. No le tengo miedo a la democracia ni a la ciudadanía, creo que la ciudadanía es mucho más responsable y madura de lo que muchos creen. Espero que tengamos un plebiscito informado, participativo y seguro. Ojalá participe mucha gente, mi mamá, mis tías que son del Rechazo no van a ir a votar, otros familiares que están por el Apruebo tampoco, entonces yo veo que está mas o menos parejo y que eso no va a influir en el resultado. Y las Fuerzas Armadas van a garantizar que ese día el proceso se lleve adelante sin problemas. Acá no va a haber episodios tipo PSU, no hay ninguna posibilidad, eso está descartado. Estamos trabajando para que haya la cantidad suficiente de militares en cada local.

-¿Cómo analiza la postura de José Antonio Kast? ¿Cómo ve que diga que el plebiscito es inmoral?

No quiero referirme a personas o liderazgos. Yo creo que no podemos caer en la caricatura de los extremos, en decir que este es un proceso turbio, porque se hace entre cuatro paredes. Hicimos un acuerdo entre políticos, estoy  orgulloso de haber firmado el 15 de noviembre, quizás en mi vida política va a ser el hito más importante que tenga para contarles a mis nietos. Lo hicimos por los miles de chilenos que estaban pidiendo cambios. Hay que concentrarnos en lo correcto, en canalizar la inquietud ciudadana. La gente va a elegir los constituyentes, yo le estoy pidiendo a mi hija que es profesora que ojalá se anime y sea constituyente. Ella es militante de RN, pero estoy tratando de animar a gente que conozco, de oposición y gobierno. Si gana el Apruebo, la madre de todas las batallas es el 11 de abril, cuando elijamos la constituyente. Ahí tiene que haber gente razonable, gente que quiera hacer cambios profundos, pero pensando en el Chile de los siguientes 50 años.

-¿Siente que el resultado predeterminará el debate presidencial de Chile Vamos? Usted suena como candidato…

Falta mucho para la discusión presidencial. El 26 de octubre cada grupo tendrá que ponerse a trabajar para la constituyente, ponernos de acuerdo en lo que queremos para la nueva Constitución, y en la elección municipal. Para la presidencial falta mucho, recién en mayo hay que inscribir primarias. Vamos a tener claridad del panorama a finales de abril.

-En Tolerancia Cero dijo que quería ser ministro hasta marzo de 2022, o sea, que no será candidato presidencial. ¿Ha vuelto a pensar en esa posibilidad?

No. Sigo pensando ser ministro de Defensa. Tengo mucha conciencia de la responsabilidad que tengo con el Presidente, el Gobierno, y para mí pesa mucho la responsabilidad que tengo con las Fuerzas Armadas. Ahora no tengo en mis planes ser candidato presidencial, obviamente quiero mantener cierto liderazgo, que creo que me lo gané, y a pulso, no me lo regaló nadie, y eso lo voy a mantener, pero equilibrando y cuidando con lo que es ser ministro de Defensa.

-¿Eso en qué se traduce?

No me voy a restar del proceso interno de Renovación. Quiero mantener el camino que lleva el partido hasta ahora, colaborar con mi coalición, con mi gobierno,  quiero seguir dialogando con la oposición como lo hice hasta antes de ser ministro, seguir siendo puente.

-¿Codina es su candidato o podría apoyar a Manuel José Ossandón si usted no va?

Somos amigos con Germán Codina. Renovación tiene muy buenos nombres, él, Felipe Alessandri, Manuel José Ossandón. El Cote es un gran nombre de Renovación y estoy seguro de que a esa fecha ya va a haber superado los temas judiciales, porque confío en su palabra, y le creo. Nombres hay muchos, en abril veremos los candidatos. Me interesa que Chile Vamos tenga candidato único y estemos todos unidos detrás de esa persona.

Verdad Justicia y reparación

-¿A qué atribuye ese distanciamiento entre las FFAA y parte importante de la ciudadanía?

Hay varias cosas. Una crisis de todas las instituciones, la ciudadanía empezó a cuestionar a todos. Se producen los escándalos de mal uso de recursos, y al igual que en Carabineros, eso termina enlodando a la institución completa, lo que es bien injusto, porque la enorme mayoría de los funcionarios hace su pega sin tener problemas.

-Lo ve como un proceso de deterioro progresivo.

Antes del estallido el Milicogate produce un daño al Ejército y el general Martínez está trabajando muy fuerte en eso. Con el ministro Espina se hizo un trabajo de joyería para mejorar la normativa, además de colaborar con la justicia, para que las cosas se esclarezcan. Luego viene el estallido, donde hay un brote de violencia muy fuerte, que es diferente a las manifestaciones legítimas. Lo he visto con el informe del INDH, hay violencia desatada de grupos minoritarios, actos ilegales reñidos con la ley, y casos que se están investigando de violación a los derechos humanos de parte de agentes del Estado. Eso daña la imagen y no está en discusión. Pero yo creo que la pandemia ha permitido que la gente valore las Fuerzas Armadas.

-¿Cómo pretende seguir avanzando?

Verdad, justicia y reparación son los tres pilares de un proceso de sanación, eso lo conversamos con Sergio Micco. El Presidente anunció medidas que están en suspenso por la pandemia, pero ahora ya hay que retomarlo. En los temas de justicia, se está colaborando con la ministra con todo lo que necesite, y en el caso de las causas de violencia del estallido también se está apoyando en lo que requieran a los fiscales. A menos que haya un oficio que yo no conozca, todos han sido contestados con información. Hay toda la colaboración para que se sancione a responsables, pero también que si no hay responsabilidades de funcionarios, que eso se despeje.

El proceso de la verdad es algo que hay que hacer. Tenemos, como sociedad, que hacer una mirada de lo que pasó el año pasado, sobre las causas del estallido. Todavía hay discusión de cuáles son. Hay gente que sencillamente quería terminar con la república, pero las grandes manifestaciones sociales tienen que ver con hechos que iban acumulando molestia. Hay que hacer el proceso de análisis, porque si no somos capaces de tener claridad de por qué hay tanto malestar social, no vamos a ser capaces de tomar medidas que vayan a solucionar esos problemas.

-¿Pero el Gobierno está trabajando en eso? Usted cuando estaba en el Congreso tenía más o menos claro el panorama y fue bastante crítico.

Lo que yo planteé en su minuto fue: reformas sociales, medidas antiabusos, el itinerario constitucional que está siguiendo su curso, y el tema de seguridad. En materia de reformas sociales se llegó a acuerdo en el pilar solidario, es importante sacar la reforma previsional, y la reforma de salud. En la agenda antiabusos están presentados una serie de proyectos, pero el Congreso, con razón, determinó que la agenda legislativa está concentrada en medidas covid. Ahora ya debería empezarse a volver a las otras medidas y en eso tenemos que trabajar fuerte. En el tema del orden público, se ha avanzando en algo de legislación, en modernización de la policías,  y lo mismo con las Fuerzas Armadas. Hay que trabajar en todo eso y el Gobierno está empeñado, porque no atender las demandas puede ser un problema serio. La gente nos dio un voto de confianza que probablemente tiene fecha de vencimiento. Volvió a las casa, sólo los violentos se quedaron en la calle, ahora tenemos que cumplir las cosas que se nos pidieron y que comprometimos.

-¿Se han puesto algún plazo?

La agenda antiabusos podría avanzar perfectamente ahora ya, porque son una serie de medidas legales, administrativas que se pueden acelerar. Es urgente avanzar en reactivación económica, hay dos millones de cesantes. A mí se me aprieta la guata de pensar que hay gente que está viviendo lo que me tocó en los 80. Fue durísimo perderlo todo y andar juntando pocas monedas para ir a la feria. El Presidente nos ha pedido que todos los ministerios colaboremos en el proceso. Vamos a buscar fórmula para acelerar todos los permisos que se dan desde Defensa, como los de concesión acuícola.

Desbordes y la corrupción en el Ejército

-Entre los hechos de corrupción en el Ejército, Rafael Harvey es un capitán que ha denunciado en duros términos a la institución ¿Tiene una decisión tomada respecto de su baja?

Las denuncias que él hizo están todas investigándose. Sí fue recibido por el ministro de Defensa, por el comandante en jefe del Ejército, por el contralor, por el fiscal nacional. No sé cuántos ciudadanos tienen esa posibilidad. Él fue capitán, yo lo respeto en términos personales, pero su baja fue revisada por la Corte Suprema. No sé cuánta gente logra que su despido llegue a la Corte, el de él sí y hay un fallo que analiza todos los reclamos que hace respecto de su proceso de baja, y concluye la Corte que la baja está bien cursada. Comprenderás que si la Corte Suprema se manifiesta de manera categórica, yo no tengo mucho margen para discutir eso.

Hay un compromiso firme con la investigación de hechos que pueden ser consecutivos de delitos. Y me duele un poco cuando él trata en redes sociales de manera despectiva al exministro, cuando Alberto debe ser el ministro que más ha hecho para enfrentar los temas de corrupción, porque le tocó en el período, pero no conozco a otro ministro que haya hecho tanto para enfrentar la corrupción como Alberto Espina. Un hombre honesto, de una carrera política pública brillante, que jamás a estado involucrado en nada.

-¿Por qué cree que cuesta tanto erradicar hechos de corrupción?

No sé si ha habido casos después de que el ministro Espina hizo todos los cambios que se hicieron. Pero le puedo asegurar que no se van a erradicar en ninguna institución, pública, privada, ONG, empresas, ni en instituciones de beneficencia, porque el ser humano tiene muchas cosas buenas, pero también tenemos una serie de vicios, entonces es imposible que se terminen. Lo importante es que sea más difícil que se cometan ilícitos, hay que hacer más transparentes los procesos, tener más controles, hay que ser capaz de detectarlos rápidamente. En segundo lugar, es importante que la sanción sea mayor, y por eso hay que lograr, y se está trabajando en eso, que las sanciones sean acordes al daño que se provoca. No puede ser que una persona se lleve mil millones de pesos para la casa y la sanción sea la misma que la que se aplica a alguien que roba mucho menos. Yo fui claro en condenar todos los hechos que tengan carácter de corrupción, porque son las cosas que hastían a la ciudadanía.

Pero también hay que distinguir cuando se dice, por ejemplo, de parte de Contraloría, que no se rindieron platas de viáticos; si uno va al reglamento, este no decía que se tenían que rendir, y eso ya había sido fiscalizado por la Contraloría de la época y nunca había sido objetado. Yo respeto mucho al contralor, es brillante, pero me da la idea es decir que de acá en adelante le agrego una serie de obligaciones. Hay que distinguir el desfalco, el robo, la sinvergüenzura, de discusiones administrativas respecto de si la plata está bien o mal gastada.

-¿Confía en el general Martínez? Él en su momento salió mencionado en el marco de algunas indagatorias.

Él no está formalizado, no está imputado. El general Martínez viajó mucho menos que el promedio. Y me trajo todos los antecedentes de los viajes, todos transparentes, con los gastos que hizo, todo acreditado. Lo mismo pasa con otro oficiales que han sido mencionados. Yo les he pedido antecedentes y ahí están. El que alguien denuncie a otra persona es un antecedente a tomar en cuenta, pero si se descarta, como es el caso del general Martínez, obviamente que tiene nuestra confianza. Hasta ahora está todo totalmente en regla. El general ha demostrado que ha actuado apegado a la ley.

Las definiciones de Desbordes en las FF.AA.

-¿Es razonable que se mantenga un alto presupuesto en Defensa para un país con tantas necesidades sociales y sin conflictos militares en el horizonte?

Los presupuesto han ido bajando más que creciendo. Se terminó con la ley del cobre. En lo personal yo no estaba de acuerdo, creo que pudo haberse hecho un arreglo. De la plata que había de Ley del Cobre, lo que estaba comprometido se mantiene, pero Defensa devolvió al fisco poco menos de 2 mil millones de dólares. El Ministerio de Hacienda le recortó a las Fuerzas Armadas el presupuesto el año pasado en miles de miles de millones, como a todas las instituciones.

Yo tendría cuidado en descartar de manera absoluta que haya conflictos. El único país que determinó no tener FF.AA. es Costa Rica, pero en este minuto está reclamando a nivel internacional que Nicaragua les invadió el territorio. Uno tiene que tener un equilibrio. Acá no hay carrera armamentista, y cada material que se compra es polivalente, que en caso de emergencia, se puede utilizar con otros fines.

-No hubo Parada Militar. ¿Qué pasaría si reemplazamos todas las horas hombre que se destinan a la actividad y, por ejemplo, se forma un batallón especializado?

No hay Parada Militar este año pero las Fuerzas Armadas están en la calle todos los días. Es un acto que tiene más de 180 años, donde concurren decenas de miles de personas. Los suboficiales, los clase y los oficiales deben prepararse para lo que es su rol principal: la defensa de nuestra soberanía e integridad territorial. Además los oficiales están preparados para actuar en tiempos de paz, en emergencias, elecciones, colaborando con las policías en el norte. Y en el caso de los conscriptos, que son voluntarios, tienen todo un proceso para retomar estudios y se les prepara en distintas áreas, por ejemplo, en el combate de incendios. Y eso se hace en paralelo con desfilar y la Parada Militar.

-En entrevista con El Mercurio el comandante en jefe dice que el Ejército no está preparado para enfrentar la delincuencia y que en La Araucanía hay delincuentes, ¿Cómo analiza eso?

En La Araucanía hay un  problema político, económico, social y cultural. Lo que tenemos que hacer como país es avanzar en medidas políticas, reconocimiento a los pueblos, tener medidas simbólicas como declarar feriado el 24 de junio, el año nuevo de nuestros pueblos originarios. Hay que avanzar en medidas culturales, económicas, de reparación, de terrenos, pero en paralelo hay que combatir a un grupo pequeño que son violentistas, y a las Fuerzas Armadas no les corresponde combatirlos. Ahora están allá con el mismo rol que tienen en Arica, no es distinto. Entonces, si son atacados, se tienen que defender. Y cuando se defiende, la responsabilidad es de quien hizo el ataque.

-¿Hará alguna modificación en la formación de los efectivos considerando, además, el proyecto de infraestructura crítica?

Las Fuerzas Armadas no van a intervenir en manifestaciones públicas, aunque haya Estado de Excepción. Hay que preparar a las Fuerzas Armadas para estos procesos, hay que mejorar la preparación. Hay armamento que se ha comprado, pero el hecho de que las Fuerzas Armadas compren escopetas y se preparen, es para que cuando enfrenten situaciones de emergencia, tengan elementos intermedios entre el bastón y el fusil de guerra. Hay que prepararlos más para una labor en donde haya que tener más contacto con la ciudadanía. Lo normal es que estuvieran en el cuartel, pero por lo pronto, con los siete actos electorales que vienen, vamos a tener que acostumbrarnos a que estén desplegados en la calle.

-¿Qué aspectos son intransables para las FFAA en una Nueva Constitución?

Lo que les importa es que se mantenga el criterio de que son apolíticas no deliberantes. Y lo otro es que se les mantenga el estatus constitucional que tienen hoy. Estamos haciendo un proceso de trabajo en la  Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, escuchando a las Fuerzas Armadas, y yo creo que si gana el Apruebo, en la Convención Constitucional la gran mayoría va a ser gente razonable. No soy de quienes pintan un panorama extremista.

-¿Cuánto de la herencia de Pinochet queda aún en el Ejército?

Yo no sé cuál es el legado en estricto rigor. Las Fuerzas Armadas dejaron la contingencia política hace 30 años y entregaron los cargos políticos. El ciclo de vida laboral de un militar es de máximo 35 y en casos muy excepcionales superan los 38 años. La enorme mayoría de los que tuvieron algún grado medianamente alto durante el gobierno de Pinochet están en retiro hace rato. En el Ejército, el general Martínez lo más probable es que haya sido cadete en el tiempo de la dictadura. Yo creo que lo que hay hoy es el legado de cada comandante en jefe. Hay una cultura institucional que se ha ido fortaleciendo con los años de respeto a la democracia y entienden que los derechos humanos son principios mínimos.

 

 

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