La pandemia no sólo activó el ingenio para levantar emprendimientos que reporten dinero. También hay quienes encontraron la oportunidad de invertir en propuestas, donde la única y enorme ganancia es la sonrisa y el agradecimiento de niños y sus madres. Uno de ellos es el reciclaje de computadores.
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En marzo, la profesora de matemáticas Constanza Prieto ideó esta organización sin fines de lucro. Su objetivo: recolectar notebooks en desuso que repara y entrega a niños de todo Chile. «Menos Brecha es una organización benéfica, con proyectos innovadores que impactan a la sociedad que tiene problemas actuales y reales», resume esta emprendedora.
¿Cómo partió este proyecto?
Al ver que mis alumnos no se conectaban a las clases online empecé a buscar soluciones. Mi hermano arregló un computador que estaba en la casa. Se lo fui a dejar a uno de los niños y vi que muchos necesitaban. Empezamos a preguntar a nuestros familiares y amigos al respecto y nos dimos cuenta de que mucha gente quería ayudar en esto del reciclaje de computadores.
Toda la familia comprometida con este emprendimiento…
Sí. Mi otro hermano hace la publicidad de Menos Brecha, mi mamá el diseño. Somos 4 hermanos y mis papás los que ayudan. Hicimos un video promocional y se extendió la información. Nos empezó a llegar mucha ayuda y ahora estamos entregando computadores a todo Chile.
Para los que quieran colaborar, ¿cómo funciona Menos Brecha?
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A través de donaciones. En Menos Brecha tenemos tres proyectos. El primero, el de los computadores. Consiste en que la gente los done, para eso nos puede escribir al mail menosbrecha2020@gmail.com o visitar nuestro Instagram @menosbrecha, donde se da la dirección de los puntos de acopio: hay 10 puntos Santiago y en 4 regiones.
¿Y cómo los reparan?
Se llevan a formatear y reparar en dos empresas que nos están ayudando en el reciclaje de computadores. Cuando están listos, vamos a dejarlos a las casas. Partimos en Peñalolén, mi curso ya todos tienen, y cuatro alumnos por curso también. Hemos ido a Quilicura a entregar y donde nos necesitan y lo estamos extendiendo a niños de todo Chile.
Ese es el proyecto principal, ¿y los otros cuáles son?
Una línea directa para que la gente ayude a familias directamente a través de una cuenta bancaria. El tercero estamos buscando dar Wi Fi y router para los computadores donados. Un tema que ha sido más complicado, porque todas las empresas están colapsadas actualmente por la demanda de internet que existe.
¿Qué es lo más emocionante de ayudar a los niños?
Hay muchas historias. Las mamás se ponen a llorar cuando llegamos con el computador, porque esto es un pie para algo muy grande. Partimos con la iniciativa de que sea para los niños y sus clases online, pero es un recurso para toda la familia. Hay mamás que nos dicen: «Yo antes hacía una cola de dos horas para ir a un trámite y ahora por internet puedo hacer todo». Otra mamá me dice que siempre quiso estudiar enfermería y ahora ve sus posibilidades por internet, como en una vitrina. Nos agradecen como pueden. Nos dan con mascarillas que hacen ellos. Cada vez que voy a dejar computadores es una recarga de energía, de emociones.
