El déficit financiero del Metro de Santiago tiene a sus trabajadores en vilo. Como asegura el presidente del sindicato, Eric Campos, esta ya les ha costado el despido de 1.500 empleados subcontratados. Están totalmente disconformes con la gestión de Louis de Grange, y también con los lineamientos de La Moneda. Considerando que durante la semana pasada el Presidente Sebastián Piñera anunció la operatividad al 100% del tren subterráneo, los trabajadores alertan que se está volviendo a «la normalidad», mientras ellos sufren una fuerte precarización.
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-¿Cómo ven el rol del directorio?
Les estamos enviando cartas desde septiembre del año pasado para tratar temas diversos. No nos han respondido. Una cosa es ser buen académico, otra cosa es ser buen administrador, y algo muy distinto es ser presidente de una empresa pública. El Metro no puede ser premio de consuelo para quien no pudo ser ministro de Transportes.
-¿Y del Gobierno?
El Gobierno utiliza al Metro como trinchera para construir una imagen falsa de normalidad. Es una estrategia político comunicacional que se produce a costa del despido de 1.500 trabajadores. Una «normalidad» con trabajadores sobre exigidos, con gente cesante, con un servicio de baja calidad, con medidas sanitarias que no son las mismas. Esto es a lo que nos tiene acostumbrado el Gobierno: medidas que siempre tienen letra chica. Acá, esa letra son 1.500 trabajadores despedidos.
-¿Qué sienten ante esto?
Primero frustración, porque no se nos reconoce el rol. Pero lo que da más rabia, es que los trabajadores seguimos en la empresas luego de los cambios de Gobierno. Molesta que vengan nuevos ejecutivos a enriquecerse con altos salarios y que hagan y deshagan sin considerar la voz de los trabajadores.
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-¿Por eso llevaron la molestia hasta el Presidente Piñera?
Nunca se había prohibido el ingreso de trabajadores de planta al edificio. Estuvimos llamando desde temprano tanto al gerente general como al presidente del directorio, porque nuestra intención no era funar a nadie, queríamos entrar a conversar con el Presidente para señalarle que habían problemas de diálogo con el directorio que él puso. Nosotros creemos que hay problemas que se están resolviendo mal.
-¿A qué atribuyen eso?
A una falta de capacidad colectiva que ha tenido el directorio definido por el Presiente. No es malo reconocer que hay una crisis económica. Pero uno esperaría que se hicieran cargo y nos pusiéramos de acuerdo sobre cómo vamos a construir una solución. Y una parte es ir a buscar mayores recursos al Estado. Ahí hay un rol de la ministra de Transportes.
-¿Creen que las responsabilidades van sobre el directorio?
Las medidas son del directorio, ellos tendrán que responder a quién le están haciendo caso. El problema es que en esa nebulosa de quién manda, finalmente los que siguen pagando la crisis son los trabajadores, y los más pobres, los que ganan el mínimo. Y esto va a repercutir en la calidad de servicio que prestamos.
-¿Qué acciones siguen?
Esperamos que se nos restituya los fondos que aportamos para salir de la crisis, pero por sobretodo, que se restituyan los puestos de trabajo. No puede ser que quienes menos tienen, tengan que pagar la reapertura. Estamos evaluando medidas, esperamos que los próximos pasos sean de diálogo. Por ahora descartamos cualquier tipo de paralización, porque la gente requiere nuestro servicio.
El Metro en el estallido y en la pandemia
-¿Cómo evalúan el manejo del estallido?
El Presidente señaló que sabían o tenían información de seguridad de que iban a quemar las estaciones. ¿Y qué hicieron para evitarlo? Las primeras estaciones que se queman son las de Línea 4, y hasta donde yo sé, no hay imputados. Ahí hay una demanda de justicia que nosotros reivindicamos. No sé quién quemó el Metro, pero me cuesta creer que quienes persiguen derechos para la clase trabajadora, le quemen su medio de transporte.
-¿Se sienten expuestos?
La seguridad de los trabajadores de Metro siempre ha sido un área sensible, porque somos la primera línea de un servicio esencial. Siempre estamos expuestos, pero eso aumento con menos colegas que nos permitan hacer frente a fallas del servicio. Lo que podamos enfrentar va a ser consecuencia de la baja de trabajadores.
-La movilidad va en aumento ¿Cómo ven esto considerando que el covid sigue presente?
La única medida de seguridad, distinta a las de antes, es la aplicación de una sustancia sobre la superficie de los carros, que es una película que inhibe la reproducción de bacterias en 90 días. Acá hay que aplicar lógica básica. El Metro tiene que responder si es lo mismo que en una estación donde habían seis o siete aseadoras, es lo mismo con una o dos, como es ahora. Tampoco quiero decir que es un foco de infección. Pero lo claro es que en tiempos de pandemia, uno esperaría que se reforzaran áreas que aumentan la sensación de seguridad.
-¿Hacen algún llamado a la ciudadanía?
Comprensión. Si les entregamos un servicio de menos calidad, es producto de las malas decisiones de la administración. Los reclamos hay que hacerlos contra el presidente del directorio y a la ministra de Transportes.