Esfuerzo Pyme

Candy Bar Santiago embriaga de dulzura con sus gomitas multicolores

Este dulce emprendimiento tiene a Pamela Campos como una empresaria online de los dulces.

Es imposible comerse sólo un candy. Qué decir de las gomitas dulces, una tentación irresistible. Pensando en todos los amantes de estos sabores, Pamela Campos creó CandyBar Santiago. Y así comenzó la venta a través de Instagram @CandyBar.Santiago.

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Pamela admite que al principio le costó agarrar vuelo, pero a las pocas semanas su suerte se puso dulce, como sus golosinas. Al punto que sólo al mes de abrir ya sumaba 100 clientes y ahora está 24/7 respondiendo llamados y pedidos. En su catálogo están candys, gomitas dulces, cintas ácidas y dulces, regaliz, veganas, sin gluten y más.

«Llegué por azar a las gomitas dulces… Por alguna razón un día me apareció en Facebook la página de un importador. Y decidí comprarle y partir con lo mío. Al principio fue difícil, porque algunas personas no confiaban mucho. A medida que fui entregando, a la gente le empezó a gustar. Empecé a comprar más cantidades y ahora lo hago al por mayor», cuenta a Esfuerzo Pyme y Publimetro la joven emprendedora de 22 años.

Candy Bar

¿Qué tan difícil fue captar clientes?

Harto. Cuesta. Hay que mostrarse por redes sociales, que conozcan tu producto y confíen. Lo bueno es que una vez que conocen lo que haces, cómo lo entregas, se dan cuenta de que eres responsable y te empieza a ir muy bien. Así mi emprendimiento de candy y gomitas dulces está muy sabroso.

Junto con ganas de «lanzarse», ¿qué más se necesita para emprender y tener éxito?

Tener un emprendimiento sola es bastante esfuerzo. Hay que ser muy ordenada. El cliente confía en que su compra va a llegar el día que le dijiste y con una bonita presentación. El producto, los candy y las gomitas dulces, siempre tiene que verse bien. Nunca ser entregado en una bolsa rota o descuidada. Todo eso hace la diferencia con tu competencia.

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Hay que estar en todas…

Absolutamente. Cansa repartir, pero me gusta mucho. Es muy entretenido, porque las personas que piden dulces jamás están enojados, sobre todos los niños. Cuando reciben el producto están con una sonrisa de oreja a oreja.

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