Decir que los ánimos están tensos en el Frente Amplio tras el debate de ir o no a primarias conjuntas con la toda la oposición, es poco. Sin exagerar, algunos no se quieren ni ver. Las diferencias no se escondieron en ningún momento, pero ahora, varios, en privado, están evaluando si son o no superables.
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Si bien los reclamos de la exNueva Mayoría fueron duros, lo que más afecta, reconocen desde la interna, es el alejamiento de sus propios representantes. Quienes cuestionaron públicamente el resultado, como los diputados Pablo Vidal y Natalia Castillo, no son los únicos intranquilos. Varios quedaron disconformes y miran con preocupación la postura adoptada, a pesar de que la primera reunión formal de toda la oposición para abordar las primarias fue recién el martes pasado, y además se concretó tras una negativa inicial a sentarse a la mesa del FA, lo que luego se revirtió. Antes, sólo hubo bilaterales.
«El error que se cometió el día de ayer es histórico. Ya habíamos dado una muy mala señal como oposición cuando fuimos incapaces de tener un comando único para la franja. La oposición no da el tono que la ciudadanía espera, que es ponerse a trabajar por lo que exigieron. No entender que la unidad es fundamental para que la derecha no quede sobre representada, es desolador. No hay más margen para cometer errores», dijo al respecto Vidal.
Para el diputado, tanto su partido como el Frente Amplio en general tiene responsabilidad, pero «más que el tiempo de las recriminaciones, es el momento de la autocrítica. Y eso tiene que hacerse puertas adentro. Cada uno de los partidos de la oposición tiene que hacer un análisis y ver qué camino vamos a tomar».
Y en eso coincide Beatriz Sánchez, excandidata presidencial FA. Fue enfática en que «no podemos fallar. Lo que pasó no se puede volver a repetir, tenemos que ser capaces de dejar las diferencias de lado y conformar una unidad que tenga propósito».
Y la presidenta de Revolución Democrática también fue tajante: «La unidad no se acaba en la mesa de negociación; es más, nos pone presión para que esto no se vuelva a repetir y tengamos la madurez suficiente», dijo Catalina Pérez.
«Desde la oposición fallamos en el sentido de unidad que como Frente Amplio empujamos hasta el final, pero lamentablemente no logramos llegar a un acuerdo y eso provocó que se formara un pacto que sigue ofreciendo más de lo mismo, desconociendo lo que la gente viene exigiendo desde el 18 de octubre. Hay que construir los 2/3 necesarios en la convención constitucional y las presidenciales, ambos desafíos necesarios para materializar el Chile que la gente merece», acotó.
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Haciéndose cargo de las críticas emanadas, por ejemplo, de Convergencia Progresista (CP), la presidenta de Convergencia Social, Alondra Arellanos, insistió en que «el Frente Amplio siempre estuvo disponible para ir primarias». El problema, recalcó, fue que «CP y la DC no cedieron ante las peticiones de ‘Unidad Para el Cambio’ y nosotros planteamos que íbamos todos o no iba nadie».
¿Qué pasó con las primarias?
Todos coinciden en que es válido que se tuviera una mirada distinta a la del resto de la oposición, pero también estimaron que no se hicieron los esfuerzos por llegar acuerdo, y que tampoco se fue transparente en las conversaciones.
En ese sentido, desde la interna de los partidos apuntaron a la responsabilidad que tendría la directiva de RD. A dicha colectividad se le reprocha difundir un primer comunicado, el domingo, con una postura política que dejaba de lado un importante trasfondo, y que por lo demás, se publicó antes de tiempo, porque las negociaciones no habían cesado.
Además, desde las propias filas de RD, acusan que la directiva nunca quiso tener primarias de toda la oposición y que nunca hubo la disposición que sí se dio a entender por los medios. Esa postura, según quienes estuvieron presentes en el consejo político de la tienda el miércoles 23 de septiembre, fue expuesta por la presidenta Catalina Pérez.
Es por esto que hay quienes ven la necesidad de que la directiva asuma el fracaso dé un paso al costado. Los más molestos evalúan presentar un voto político para que las elecciones internas de enero se adelante a noviembre.
Pero esto es desdramatizado desde el «oficialismo RD», ya que lo atribuyen más a un reclamo de un sector minoritario, que, claro, no está conforme con los lineamientos, pero que tampoco tiene la mayoría para introducir modificaciones.